24 de diciembre de 2013

Navidad, fiesta del sol invicto naciente



Navidad:
fiesta del sol invicto naciente

José Barros Guede

Nuestros antiguos antepasados, en sus ansias de vencer las tinieblas y la oscuridad de la noche y disfrutar de la vida, la luz y calor, celebraban la fiesta del Sol Invicto Naciente con manifestaciones de cantos y bailes y con reuniones comensales de familiares y amigos, en la noche del 24 al 25 de diciembre, al ver que los días aumentaban y las noches menguaban.

Hasta el siglo IV, la Iglesia celebraba su nacimiento en el día 6 o 7 de enero como la epifanía o manifestación del Jesús, salvador del mundo. La Iglesia ortodoxa griega y rusa lo sigue celebrando en dichos días. Pero a partir de dicho siglo, la Iglesia católica traslada la fecha de nacimiento de Jesús de Nazaret a la noche del 24 y 25 de diciembre para cristianizar la fiesta pagana del Sol Invicto Naciente. Pues bien, para nosotros cristianos el Sol Invicto Naciente es Jesús de Nazaret que nació en Belén  para darnos vida eterna, luz y calor moral y espiritual a los humanos que creemos y esperamos en él.

En la Navidad resuenan en nuestros oídos las palabras del ángel que dirigió a los pastores que velaban sus rebaños en las cercanías de Belén : “Os anuncio una gran alegría para todo el pueblo, nos ha nacido, hoy, el Salvador, Cristo, el Señor, en la ciudad de David, Belén. Esta es la señal: Encontrareis un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre” (Lc. 2.10-12). Nosotros debemos responder diciendo o cantando: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad” (Lc. 2. 14).

En la Navidad, pues, celebramos la victoria del día sobre la noche, de la vida sobre la muerte, de la luz sobre la oscuridad y las tinieblas, del calor sobre el frío, de la alegría sobre la tristeza, del amor sobre el odio, del perdón sobre la ofensa y de la humildad sobre la soberbia
José Barros Guede

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