El P. José Conrado escribe
al 1er. secretario del PCC
en Stgo.de Cuba
sobre la ayuda a los damnificados
Señor Lázaro Expósito
Primer Secretario del PCC en Santiago
de Cuba.
Señor Secretario:
Me dirijo a Ud. en su condición de
primera autoridad política en nuestra provincia de Santiago de Cuba. Soy
consciente de que, dada la estructura jerárquica de la Iglesia, propiamente no
me correspondería a mí hacer esta gestión, sino a mi Arzobispo, Mons. Dionisio
García, a quien varias veces le he sugerido hacerlo. Pero en descargo de mi conciencia, y por un elemental sentido de
responsabilidad personal hacia nuestro pueblo, en vísperas de mi separación
quizá definitiva de este pueblo santiaguero que tanto amo, le hago a Ud. esta
carta.
En los últimos meses hemos vivido la
tragedia de un pueblo que ha perdido todo o casi todo lo que tenía para vivir:
como Ud. sabe más de cien mil familias santiagueras han sido damnificadas por
el ciclón Sandy. Con estupor hemos visto cómo se escamoteaba la entrega de la
ayuda que de tantos países llegó para nuestro pueblo. Con estupor hemos visto
cómo esa ayuda era vendida en el área de la moneda convertible, o a precios
inflados, en flagrante violación de la intención de los donantes que lo
enviaban gratuitamente. Hemos recibido información de personas serias, que
le han seguido el rastro a los transportes y han visto cómo esas ayudas, sobre
todo los techos, eran guardadas en almacenes del estado o del ejército,
mientras se informaba a la población que ya se habían agotado esos enseres. Con
estupor hemos visto repararse las instalaciones del gobierno o el ejército en
tiempo récord, mientras el pueblo sigue con sus techos sin cubrir, con sus
casas sin hacer.
Somos testigos de la frustración de
la gente, de su desesperación y su impotencia, de un silencio sordo y
amenazador que nos hace pensar que en algún momento podría estallar con una
furia incontenible y justificada, que podría tener consecuencias funestas para
la convivencia ciudadana. ¡Cuántas veces, al ir a entregarles nuestras humildes
ayudas, venidas casi todas de otros cubanos del resto de la Isla, tan pobres
como los mismos damnificados, hemos escuchado: “Uds. son los únicos que se
acuerdan de nosotros, los únicos que nos han prestado ayuda”!
Señor secretario, la gente lo percibe
a Ud. como un hombre honesto, que trabaja duro por cumplir con sus obligaciones
y que se preocupa por el pueblo. También hemos oído decir que la corrupción
y a incompetencia lo rodean a Ud. por todos lados y entorpecen, muy a su pesar,
su labor. Todo esto nos entristece y nos preocupa
Como sacerdote he renunciado a tener
una familia propia. Al igual que algunos de mis compañeros, cuando nuestras
familias, padres y hermanos, decidieron abandonar nuestro país, decidimos
quedarnos para servir a este pueblo en desventura. Este pueblo es nuestra
familia: nuestros padres, nuestros hijos y nuestros hermanos y hermanas. Para
ellos vivimos y por ellos estamos dispuestos a morir. Si hoy levantamos nuestra
voz, a riesgo de lo que sea, incluso de ser mal interpretados, es para buscar
una solución que ponga remedio a tanta miseria y dolor, y porque estamos
dispuestos a no mirar los toros desde la barrera, sino a comprometernos y
ayudar con todas nuestras fuerzas.
Le pido en nombre de Dios, en nombre
de la verdad y la justicia, y haciendo un llamado a su acendrado patriotismo
que no pongo en duda, que investigue seriamente lo que está pasando y le ponga
pronto remedio. Le pido además que lo comunique Ud. mismo al presidente de
nuestro país, el general Raúl Castro Ruz, y así, con todo el peso del Estado se
pueda acometer la reparación de tantos hogares destruidos total o parcialmente,
algo tan importante para esas familias afectadas por el Sandy. Ese llamado a la
solidaridad de nuestro pueblo, que ya ha mostrado su generosidad y valía
durante el ciclón y ante sus devastadores destrozos. Así haremos posible
aquella Patria que Martí soñaba, “con todos y para el bien de todos”.
José Conrado Rodríguez Alegre,
antiguo párroco de Santa Teresita del
Niño Jesús
Santiago de Cuba, 16 de junio del
2013
Remitido por Rómulo Sanz
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