La Fuente de la Cibeles
A la fuente de Cibeles la conocemos hoy sólo como
un monumento artístico, pero en sus comienzos y hasta 1862 fue también de
utilidad para los madrileños, ya que tenía dos caños de los que se podía coger
agua. Uno de ellos para los aguadores oficiales y el otro para todo el
público.
Además, del pilón
bebían los caballos. Al cabo, como eran de muy difícil acceso para
coger agua ya que los caños se encontraban donde hoy en día están los
surtidores, el Ayuntamiento decidió cambiar los caños por dos figuras
simbólicas a modo de grifos que representaban un oso y un lagarto mitológico,
los que además se colocaron de modo mucho más accesible para el público.
En 1895, cuando se situó la fuente en el centro de la Plaza, se
le rodeó con una verja para evitar su acceso. La verja duró poco tiempo y finalmente se
eliminó. En aquel momento la mayoría de las gentes ya tenía agua potable en sus
casas, con lo cual se aprovechó para
quitar los grifos. Fue entonces cuando se le añadieron a la fuente los famosos “Amorcillos” en su parte
posterior. Uno sujeta un ánfora que
echa agua y el otro una caracola. A mediados del siglo XX la fuente fue
reformada de nuevo, momento en que se le
añadieron nuevos surtidores, cascadas y la iluminación nocturna.
La diosa está
sentada en un carro sobre unas rocas que se elevan en medio de un pilón
redondo. Lleva en sus manos un cetro y una llave y en el pedestal hay
un mascarón que eleva el agua por
encima de los leones hasta llegar al pilón. También hay una rana y una culebra
que siempre pasan desapercibidas.
Los dos leones que tiran
del carro representan a personajes mitológicos: Hipómenes y Atalanta,
convertidos en leones de piedra por Zeus, que les pilló haciendo el amor en uno
de sus templos, y por eso Cibeles los puso a tirar de su carro para mantenerlos
siempre juntos.
El Real Madrid celebra
sus triunfos en La Cibeles. El 18 de junio de 1986, cuando el entonces
futbolista del Real Madrid Emilio Butragueño
marcó cuatro goles en un partido de la Copa Mundial de Fútbol de 1986 de México
entre las selecciones de España y Dinamarca en la eliminatoria de octavos de
final. Fue el comienzo de la tradición
de que el Real Madrid celebrara sus títulos en la diosa Cibeles.
En un principio todo el mundo se
encaramaba a la fuente en las celebraciones, pero velando por la conservación
del monumento el Ayuntamiento de Madrid restringió el acceso únicamente a los
jugadores, pasando más adelante a permitir el acceso sólo al capitán del
equipo, colocándose una pasarela alrededor de la fuente para los festejos. En
las celebraciones solamente se permite que el capitán del equipo coloque una
bufanda a la escultura desde una grúa.
También hemos de comentar
que la diosa ha sido víctima de la barbarie callejera, y en dos ocasiones le
mutilaron y robaron una mano (la izquierda). La primera vez apareció (1994)
pero la segunda (2002) hubo que construir una nueva que ya no es la original.
La diosa Cibeles sigue
ahí, en mitad de la Plaza que lleva su nombre desde después de la guerra y
mirando hacia Sol, donde empiezan los caminos de Madrid. Rodeada de cuatro
magníficos edificios representativos de la ciudad. La Cibeles ha sido, es y será uno de los grandes símbolos de Madrid.
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