18 de noviembre de 2012

REFLEXIÓN




…En aquellos días, después de una gran tribulación, 
el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, 
las estrellas caerán del cielo, los ejércitos celestes temblarán. Entonces verán venir al Hijo del Hombre 
sobre las nubes con gran poder y majestad; 
enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos 
de los cuatro vientos 
del extremo de la tierra al extremo del cielo. 
Aprended lo que os enseña la higuera: 
Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, 
sabéis que la primavera está cerca, a la puerta. 
Os aseguro que no pasará esta generación 
antes que todo se cumpla.
 El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán. 
El día y la hora nadie lo sabe,
 ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre.
Marcos, cap 13


Viviré cada día, Señor,
como si fuera el primero y a la vez
el último de mi existencia.
Dándote gracias por lo mucho que me das,
y soportando las pequeñas cruces
que caen sobre mi hombro.

Sentiré cada día, Señor,
tu fuerza que me empuja y me levanta,
tu poder que es más grande que toda mi debilidad,
tu presencia, que me garantiza un futuro,
tus promesas, que me animan en mis ideales.

Daré gracias a tu nombre, Señor,
porque tu Palabra me habla de un final feliz,
de cosecha abundante y rica,
de premio merecido a quién hizo buen combate,
de una primavera eterna después de este invierno.

Javier Leoz, betania.es

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