...Él bajó con ellos a Nazaret
y siguió bajo su autoridad.
Su madre
conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría,
en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Lucas, 2 41-52
Por Navidad, Señor,
quisiste aparecer en el seno de un hogar.
Como distintivo,
no la cantidad sino la unión
Como riqueza, no el dinero,
y sí el ejemplo de José y de María.
Tu felicidad, Señor,
no vino reflejada por la apariencia,
el oro, las perlas o la plata:
fue el amor de tu familia nazarena.
¿Dónde aprendiste
el nombre de “Abba” “Padre”?
¿Quién te enseñó
a distinguir entre el bien y el mal?
¿En quiénes descubriste
el don de la fe y el valor de la entrega?
¡En la familia, Señor!
Naciste, Señor,
y lo hiciste en
una familia;
pobre, pero amorosa
y rendida a tu causa.
Sencilla,
pero repleta de lo más importante: Dios.
Temerosa,
pero valiente en sus decisiones y riesgos
Indiferente para muchos,
pero única ante los ojos del Señor.
En familia, Señor.
¡Quisiste nacer en una familia!
Javier Leoz, betania.es
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