La Torre de Londres
La Torre de Londres es oficialmente Palacio Real y Fortaleza de su Majestad, la actual Reina de Inglaterra,
y a la vez un castillo histórico junto al río Támesis en el centro londinense. Fue fundado en 1066 y a partir de 1100 el castillo fue usado como prisión.
En realidad, la Torre es en sí
un complejo de varios edificios y torres, que en su conjunto ha estado siempre presente en los sucesos
importantes de la historia de Inglaterra.
A pesar de ser usado desde sus
inicios como residencia real, y de compartir su espacio esporádicamente con
prisioneros de las guerras del Reino, a finales del siglo XV quedó convertido definitivamente en
prisión. Ese fue el mayor uso que le fue dado por la dinastía de los Tudor, que
encerraron en sus torres y aposentos a sus enemigos y convictos de traición
simplemente por no aceptar la religión anglicana impuesta por Enrique VIII.
Siempre estuvo reservada para personajes de alto rango, aristócratas y clérigos,
o militares y reyes enemigos capturados
en combates.
Siglos después, La Torre de
Londres se convirtió en un símbolo de tortura y muerte. La decapitación de
muchos de sus inquilinos abonó esa popular creencia, pero en realidad no era
precisamente dentro de ella donde se llevaba a cabo la casi totalidad de ellas,
sino en una colina cercana, la llamada “Tower Hill”. En las propias dependencias
de la Torre sólo se ejecutó a siete personas hasta comienzos del siglo XX, sin
embargo fueron 112 las ejecuciones que se realizaron durante 400 años anteriores en la “Tower Hill”.
Durante las Guerras Mundiales
del siglo XX la Torre se utilizó nuevamente como prisión y se llevaron a cabo
las ejecuciones de doce espías alemanes. La Torre de Londres fue declarada
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, “por tratarse de una
fortaleza del Medioevo normando excepcionalmente bien conservada y por su
significación como centro de poder ininterrumpido durante siglos y siglos de
historia británica y europea."
Sus prisioneros eran ubicados
donde hubiera espacio. Mientras que algunos tenían poca libertad de movimiento,
a otros se les permitía deambular por todo el complejo. Así mismo, las condenas
que cumplían podían ser breves o largas. William Penn, el posterior fundador de
Pennsilvania, fue prisionero en ella durante ocho meses por sus convicciones
religiosas. El duque Carlos de Orleans, sobrino del rey de Francia, derrotado en una
batalla, pasó veinticinco años en la Torre hasta que se pagó un exorbitante rescate por
su liberación. De igual modo, el cortesano, explorador y escritor sir Walter Raleigh
fue ajusticiado tras permanecer prisionero durante trece años.
Tras la muerte de Enrique VIII,
su hijo Eduardo VI siguió encarcelando y ejecutando a quienes en la corte no
aceptaban el anglicanismo. Le sucedió su hermana María Tudor, católica, quien
no dudó en aplicar la misma pena a quienes consideraba enemigos. Su propia
hermana, Isabel, se vio encerrada en la Torre durante semanas, pero una vez
convertida en reina actuó con la misma crueldad de sus hermanos e hizo otro
tanto con la católica María Tudor.
Como se ha dicho, la mayoría de
las ejecuciones fueron públicas y se celebraron en la “Tower Hill”, en
particular la de los criminales comunes, aunque a veces también llevaron hasta
allí a personajes importantes como Tomas Moro. Los nobles y, sobre todo, las
mujeres, eran ejecutados de forma privada en la Torre Verde, en el interior del
complejo, y enterrados en la Capilla Real de San Pedro ad Vincula.
Algunos de los nobles ejecutados en el exterior de la Torre están enterrados
también en esta capilla.
Las leyendas acerca de La Torre de Londres son numerosas.
Son dos las más populares: la primera, la que asegura que se puede ver a Ana
Bolena, decapitada por traición a su esposo Enrique VIII, pasearse por la torre
con su cabeza bajo el brazo.
La otra leyenda popular se refiere a los cuervos
que cohabitan la fortaleza, considerados como altamente importantes y
necesarios, pues la
leyenda narra que si los cuervos alguna vez dejan la Torre de Londres, el
poderío de la Torre y del Reino caerá.
¿Cuál es el origen de esta leyenda? Como en estos casos, incierto. La historia más aceptada es que
al iniciar las primeras ejecuciones y matanzas de enemigos de la corona en la
Torre, los cuervos llegaron atraídos por el olor de los cadáveres, y desde ese
momento, nunca más se alejaron.
Existe, sí, una nota histórica curiosa sobre los
cuervos de la Torre que data de mediados del siglo XVII:
Eran los tiempos en que la Torre Blanca (la más interna de toda la fortaleza) era utilizada por el astrónomo John Flamsteed como Observatorio Real. Muchísimos cuervos revoloteaban alrededor de la Torre interfiriendo con los trabajos de observación de Flamsteed. Éste fue a lamentarse ante el Rey Carlos II, quien en un primer momento decidió remover todos los cuervos de la Torre; pero luego de pensarlo un poco, para no ir en contra de la leyenda, prefirió mudar el observatorio astronómico Real a Greenwich, y decretó que un mínimo de 6 cuervos deben estar siempre en el precinto de la Torre de Londres para evitar que la leyenda se cumpla.
Fuentes:
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