17 de enero de 2012

CAMAGÜEY



Dios hizo el mundo en seis días
y así le impuso una ley:
que tuviera un Camagüey
y un callejón de alegría.

Surgió así el camagüeyano
y empezó a hacer callejones,
tomando el barro en sus manos
hizo también tinajones.

Caray, qué contento estoy
-dijo Dios- y alzó su mano
diciendo al camagüeyano:
camagüeyano, mirá que bo soi.

(coro) mirá que bo soi, mirá que bo soi.
Cará, que contento estoy,
mirá que bo soi,
mirá que bo soi...
Camagüeyano... mirá que bo soi

(y así hasta que se acabe el guateque).

Humberto Estrada compuso las anteriores estrofas -con su correspondiente música-  dedicadas a la ciudad de Camagüey, otrora Puerto Príncipe. Gracias Humberto por el envío, porque aunque sea sin música podemos disfrutar de los versos.

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