EL DOMINGO DE LA CONFIANZA
Y LA SERENIDAD
Te espero, Señor,
con María, la que no teniendo nada
al tenerte en sus brazos lo tendrá todo.
Con José, con sus dudas y sombras,
pero con respuestas después de un dulce sueño
Te espero, Señor,
porque más allá de luces artificiales
necesito de una luz más eterna e interior.
Como la de María: llena de Dios,
como la de José: soplada por la voluntad del Creador
Te espero, Señor,
con la confianza de María,
con mi corazón abierto
para que no pases de largo.
Con la serenidad de José,
con mis pasos firmes
para que nada me aparte de Ti.
Javier Leoz, betania.es
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