El
Primer Milagro
de
Santa Teresa de Jesús
El
cuadro que encabeza esta entrada, -propiedad del Museo del Prado aunque cedido
a la Diputación de Zamora–, lleva por título “primer milagro de Santa
Teresa de Jesús: Resurrección de su sobrino don Gonzalo Ovalle, hijo de su
hermana doña Juana de Ahumada". Su autor
es Luis de Madrazo y Kuntz y se trata de un óleo sobre lienzo del año 1855, de
106 x 132 cm.
El autor de este cuadro fue Luis de Madrazo y Kuntz,
pintor español, nacido en Madrid el 27 de febrero de 1825 y fallecido en la
misma ciudad el 9 de febrero de 1897. Miembro de la famosa familia Madrazo,
hijo de José de Madrazo y Agudo y hermano de Federico de Madrazo y Kuntz y Pedro
de Madrazo y Kuntz. Pintó retratos, pintura de temática religiosa e histórica.
En su ampliación de estudios, en París fue discípulo de Ingres.
El prodigio que retrata el
cuadro
El
niño que yace en el regazo de Teresa de Jesús era su sobrino, hijo de Juan de
Ovalle y de Juana de Ahumada, nacido en Alba de Tormes, en 1557.
Teresa
de Jesús se sirvió de su hermana y su cuñado cuando comenzó las obras del
monasterio de San José de Ávila. Ellos se trasladaron desde Alba hasta Ávila y
vivían en el futuro monasterio como si estuvieran edificando su propia
vivienda, a fin de que no se conociese la construcción del convento, causa de
murmuración e incluso de oposición en la ciudad.
Teresa iba y venía a las obras
desde la Encarnación. En ese tiempo, tuvo lugar el suceso que se representa en
este lienzo y cuyo protagonista sería el hijo del matrimonio, Gonzalito de
Ovalle. Escuchemos cómo lo relata la sobrina de la santa, Beatriz de
Jesús, ya carmelita descalza, en su declaración para el proceso de
beatificación de la Madre:
«Sabe
esta testigo por haberlo oído decir muchas veces a doña Juana de Ahumada, madre
de esta testigo, que habiéndose caído como muerto un hermano de esta testigo,
que sería de cuatro o cinco años, en un aposento de la casa de su madre, sin
haber tenido ocasión ni haber estado enfermo, la dicha madre Teresa de Jesús se
encerró con él en un aposento donde estuvo un buen rato, diciendo no dijesen
nada a la madre del niño. Salió de allí a un rato la dicha madre Teresa de
Jesús con el niño de la mano, bueno y sano, y nunca más volvió a tener aquel
desmayo o lo que fue, y esto tuvo por milagro la madre de esta testigo, y como
tal se lo contaba muchas veces» (BMC 18,119).
¿Qué fue de Gonzalo de
Ovalle?
Gonzalo
de Ovalle aparece en el epistolario teresiano citado por Teresa de Jesús.
Sabemos que ella le escribió en alguna ocasión, pero no se han conservado las
cartas: «A Gonzalito he escrito por vía del inquisidor Soto; aún no sé si le
han dado la carta» (Cta. a doña Juana de Ahumada, 19 octubre 1569, 2).
Como
hace con el resto de la familia, no se desentiende la santa de este niño,
y cuando tiene unos 18 años, leemos en carta a doña Inés Nieto, que lo
recomienda para que lo tomen como paje el Duque de Alba. El esposo de esta
dama, Juan de Albornoz, era secretario del duque. Teme la Madre
Teresa que, a falta de oficio ni beneficio, el chico se aliste en los
tercios:
«Esta
es para suplicar al señor Albornós me haga merced en todo lo que pudiere
hacerla a Gonzalo, mi sobrino. Entienda yo que gana algo por esta servidora de
vuestras mercedes, y así suplico a vuestra merced en esto me ayude mucho.
Es
que escribo a mi señora la duquesa, suplicando a su excelencia le saque de
paje; porque me ha parecido muy hombre para serlo, y sé que podrá el señor
Albornós mucho. Como andan unos con otros, temo mucho no le hagan se vaya por
ahí, diciéndole es grande para paje. Y, si yo entendiese había de servir al
Señor, no se me daría nada: mas andan las cosas de Italia peligrosas» (Carta. a
doña Inés Nieto, 31 octubre 1575, 1-2).
Tres
años más tarde, el muchacho contempló irse a Perú con su primo, el hijo de
Lorenzo de Cepeda, entonces de 16 años, a quien habían pasado los derechos de
su padre en las encomiendas de las Indias. Teresa escribe a doña Juana
tranquilizándola, y asegurándole que su hermano no lo iba a permitir. Nos
consta que Gonzalo, efectivamente, quedó en España cuando su primo Lorencico
partió, dos años después de este intercambio epistolar:
«Vuestra
merced no tenga pena de la ida de don Gonzalo con Lorencico, que mi hermano no
lo consentirá ni le parece que le conviene.» (Carta a doña Juana de
Ahumada, 8 agosto 1578, 1).
Encontramos
aún referencia a Gonzalo en otra carta escrita a Juan de Ovalle, su cuñado, que
muestra cómo la santa mantenía de algún modo, la relación con su sobrino:
«Al
señor don Gonzalo me encomiendo mucho, y que mire lo que me prometió.» (Carta a
don Juan de Ovalle, 14 noviembre 1581, 7)
Finalmente,
solo tres años después de la muerte de la santa, fallecería el joven Gonzalo,
aunque no nos constan los detalles.
Reproducido
de las páginas web De la rueca a la pluma,
y Colegio
Teresiano de Camagüey
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