26 de marzo de 2016

¿Dónde te han puesto, Señor?


¿DÓNDE TE HAN PUESTO, SEÑOR?

Que intento llevarte al mundo, y no puedo.
Que quiero buscarte en la tierra de los vivos
y, algunos, me dicen que hace tiempo que estás muerto.
¿Por qué te resistes, Señor?
¿Por qué no te encuentro allá donde yo quisiera?
¡Respóndeme, Señor!
Que yo creía haber dado contigo en el camino fácil
y mi corazón me dice que es todo lo contrario.
Que en la calzada polvorienta puedo ver tus huellas.
Que en la muerte es donde encontraré vida.
Que en la prueba es donde me haré discípulo tuyo.

 ¿Dónde han puesto tu Cuerpo, Señor?
Que, según me dicen,
en las heridas del mundo es donde sangra tu costado.
Que, según me cuentan,
es en el llanto de los más débiles
donde puedo sentirme acariciado por tu mano.
Que, según pregonan tus amigos,
es en la verdad y en la justicia
donde Tú escribes con letra clara y firme.

¿Dónde, Señor, está tu Cuerpo Vivo y Glorificado?
Que temo, y muchas veces, mirar hacia otro lado
buscándote entre los mil maquillajes
que cubren y disimulan rostros
de los que prefieren no aparentar como humanos.
Que temo, y muchas veces,
perderme en otros amaneceres
que no son precisamente albas de Pascua ni de Vida,
sino fuegos simples y artificiales.

Javier Leoz, Betania.es
 

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