13 de diciembre de 2015

Mi alegría eres Tú, Señor.

 
Mi alegría eres Tú, señor,
Vienes en silencio, y tus  pasos, Señor,
producen en mí, calma,  seguridad y paz.
Necesito, Señor, un poco de  tu mundo:
De tu gozo, para mi corazón  triste,
de tu alegría, para mi alma  esquiva
de tu mano, en mis caminos  inciertos.
Ven,  Señor,
y hazme recuperar la alegría  perdida,
el gusto por vivir, despertando cada mañana
a la esperanza en tanta hora  triste.
Haz que mis ojos brillen
con el resplandor de la  felicidad,
con el encanto de la fe,
con la virtud de la caridad.
Mi  alegría eres Tú, Señor,
porque vienes y te sientas a  mi lado,
porque compartes mi  condición humana
sabiendo lo frío,  que tantas  veces
se encuentran mi corazón y mi  pensamiento.
Mi  alegría eres Tú, Señor.
Por eso te doy gracias y  bendigo tu nombre.
Espero tu llegada y preparo mi interior.
Anhelo la Noche Santa de la Navidad
y afino las cuerdas de mi  alma
con la verdad, la espera, el silencio,
la humildad o la vigilancia.
Sólo sé, mi Señor, que mi alegría
con tu llegada y por tu  Nacimiento
eres Tú, Señor.
Javier  Leoz, betania.es

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