Cuba sí, yankis…también
Cámaras y teléfonos en mano, quienes transitaban por la Calle 16 de
Washington frente a la sede de la antigua embajada cubana el pasado lunes 20, captaban la foto de
lo que repetían era un “momento histórico”: la bandera de Cuba ondeando de
nuevo en territorio otrora enemigo. Cámara y teléfono en mi bolso, transeúnte casual
e involuntaria, me preguntaba cómo era posible que la historia de
crímenes y vejaciones, de ausencia de derechos humanos, de hambre y miserias de
unos mas que largos cincuenta y seis años, pudiera caber y esconderse en solo un
momento histórico. (adg)
Alberto
Müller
El
evento obliga a aguantar la respiración, algunos con reproches, rechazo, otros
con alegría, curiosidad, pero la inmensa mayoría dentro de Cuba con
expectativas e ilusiones, mientras los disidentes reclaman los Derechos Humanos
y las personalidades invitadas disfrutan del momento.
Parece que en Cuba el diálogo se consolida como
instrumento de solución de viejos problemas que parecían insolubles. Los
antecedentes de este camino de entendimiento difícil los podemos encontrar en
el Apartheid en Sudáfrica entre Nelson Mandela (líder negro) y Frederik
DeClerc (dirigente blanco) o entre los combatientes de la Guerra Civil Española
(socialistas versus nacionales).
Ambos enfrentamientos usaron
el diálogo y la reconciliación para dejar atrás el odioso Apartheid en Sudáfrica y el encono con la violencia
atroz de los fusilamientos en masa durante la Guerra Civil en España. Y hoy en ambas naciones
florece la democracia y el respeto a los Derechos Humanos.
Pero ahora llegamos a la
reapertura de embajadas entre los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba, después de 54 años de aislamiento y
embargo por parte de Washington, y múltiples sufrimientos del pueblo cubano por
los encarcelamientos, torturas y miserias económicas del comunismo castrista.
Cuba y Estados Unidos
deciden reanudar sus relaciones diplomáticas y la bandera cubana ondea de nuevo
en su reabierta embajada en Washington y el 14 de agosto ondeará en la embajada
de Estados Unidos en La Habana con la presencia del secretario de Estado, John
Kerry.
Pero lo más revelador de
todo el acontecimiento del izado de la bandera en la reapertura de la embajada
en Washington no fue la retórica cansona y alabardera del canciller cubano
Bruno Rodríguez, sino la frase irreverente del poeta chileno Nicanor Parra que Silvio Rodríguez osó repetir en
Washington sin dar crédito al autor: "Cuba sí, yanquis también".
No cabe duda que la frase
corta y cortante del poeta chileno "Cuba sí, yanquis también",
es la que mejor refleja el momento de banderas, embajadas y retóricas de
entendimientos y diálogos entre los dos países.
Por esa frase jocosa del
poeta chileno, que cambió el "no" por el "también", Fidel Castro se disgustó con Parra y no lo invitó más a Cuba, a pesar de su
filiación socialista.
Todos los observadores
coinciden que el camino de las embajadas y de las banderas ondeando aquí y
acullá no se prevé fácil, porque ambas partes tienen reclamos imposibles de satisfacer a corto plazo.
Los reclamos castristas se
resumen en la Base de Guantánamo y el fin del embargo. Entre los reclamos estadounidenses
se repite hasta el cansancio que el castrismo debe respetar los Derechos
Humanos y dar acceso a todos a internet.
Apagadas las luces de los
eventos novedosos y de la prensa, podríamos concluir que con la reapertura de
embajadas culmina una etapa del diálogo bilateral entre los dos países.
La dirección parece la
correcta. Tal vez la próxima etapa será alrededor de los temas pendientes ya
mencionados pero, mientras tanto, el pueblo cubano parece disfrutar sus
expectativas de ilusiones y esperanzas, mientras que la verdad más verdadera de todo lo
dicho hasta ahora, ha sido: "Cuba sí, yanquis también".
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