El Museo del Prado exhibe
la única escultura
en España de Miguel
Ángel,
destrozada
en 1936 durante la
Guerra Civil
Natividad Pulido, abc.es
Tras recibir, con todos los honores, a
Picasso, el nuevo
huésped de lujo en el Prado es el “divino” Miguel Ángel. Su única escultura en España es la nueva
obra invitada de la pinacoteca, que forma parte de un programa que patrocina la
Fundación Amigos del Museo del Prado. Se trata de un «San Juan Bautista niño», obra de juventud del artista y una de
las tantas víctimas de la Guerra Civil
española.
El 26 de julio de 1936 hubo un asalto a la
Capilla del Salvador de Úbeda (Jaén), reconvertida en garaje por parte
de la Sección Ferroviaria de Linares de la CNT. No solo profanaron la capilla,
también las obras de arte que había en ella. Es el caso de un retablo de Berruguete, que fue
arrancado y quemado (sólo se salvó la figura del Salvador). También se hallaba
allí una escultura de 1,3 metros, un «San
Juanito», con el que se ensañaron. Quedó destrozado. Sólo se conservan catorce fragmentos: un 40% de su volumen original. Entre
ellos, un trozo de la cabeza, que fue arrojada a una hoguera. El mármol de
Carrara del que estaba hecho quedó ennegrecido irreversiblemente.
Por mediación de la marquesa de Bona de
Frescobaldi y del profesor Giorgio Bonsanti, la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, propietaria de la obra, decidió
en 1994 enviar los fragmentos de
la escultura al prestigioso Opificio delle Pietre Dure de Florencia, única
institución capaz de obrar el milagro de “resucitar” una obra de Miguel Ángel. Había que saber hasta qué punto era posible
restablecer la unidad de la pieza sin perder la autenticidad o realizar “un
falso”.
Allí permaneció dos décadas. Durante los diecisiete primeros años se llevó a cabo
una ardua y exhaustiva labor de
investigación y se buscó la metodología de trabajo precisa, que
presentaba grandes retos y complejidades técnicas.
Dado el estado en el que quedó la pieza, más
que hablar de restauración habría que hacerlo de restitución fiel: no es una reproducción ni un falso histórico.
Este «San Juanito» mediceo, que es representado por Miguel Ángel con 6 ó 7 años, ha tenido una atormentada
historia. Necesitaba unas piernas de un material moderno que aguantara el peso de los fragmentos
originales: solo la cadera (la zona mejor conservada) pesa 50 kilos; a ellos
habría que sumar los 30 más que pesaban los restos del busto y la cabeza. Las
partes nuevas no serían de mármol.
Era preciso distinguir lo que es original
de lo que no lo es.
Afortunadamente, se conservaban 17 fotografías antiguas, rescatadas de archivos
de todo el mundo, gracias a las cuales se tenía una vista de la escultura desde
casi todos los ángulos. Ello ha
sido vital para saber con total
exactitud la posición de los catorce fragmentos conservados y para llevar a cabo la reconstrucción volumétrica en 3D de la
escultura.
Las piezas nuevas están realizadas en fibra de vidrio y estucadas. A modo de
esqueleto, hubo que crear en el interior de la pieza una estructura de acero
inoxidable. Explica Juan Manuel Albendea, director general de la Fundación Casa
Ducal de Medinaceli, que el montaje de
la escultura se ha hecho con imanes
para que el proceso pueda ser reversible. En caso de que en el futuro apareciera algún nuevo fragmento, podría sustituirse
fácilmente.
«No
creo que aparezcan. Se dice que algunos vecinos de Úbeda tienen
fragmentos, pero es una leyenda negra», advierte Albendea. Finalmente, se
limpiaron los fragmentos originales con láser y se dio una pátina a las partes
nuevas.
Este «San Juanito niño» fue encargado a Miguel
Ángel en 1495 por Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, «Il Popolano», mecenas de Botticelli. Al menos hasta 1537, estuvo
en poder de esta rama menor de los Médicis (los Popolani). El patrimonio familiar
pasó de manos de Lorenzino (que huyó de Florencia tras asesinar al duque
Alessandro) a Cosimo I, duque de Florencia. En 1541 pidió a la familia Martelli
un «San Juanito» de Donatello para el bautismo de su primogénito. Ello revela
que ya no estaba en sus manos el «San Juanito» de Miguel Ángel.
Además, Caglioti halló en el
Archivo del Estado de Florencia un documento en el que consta que en 1537 se
envió, vía Cartagena, una «statua molto preziosa» a Francisco de los Cobos, quien había empezado a erigir su panteón fúnebre en Úbeda, su villa
natal. En 1547 este «San Juan Bautista niño» aparece documentado en el inventario post-mortem de los bienes
de Francisco de los Cobos en su palacio-castillo de Sabiote.
La financiación de los trabajos de esta larga
y compleja restitución se ha llevado a cabo gracias a un fondo del Gobierno italiano para restaurar obras dañadas en
conflictos civiles, aunque la Fundación
Casa Ducal de Medinaceli ha contribuido con aportaciones económicas.
Antes de partir de Italia, donde lleva dos décadas, la escultura se expuso en
el Opificio delle Pietre Dure de Florencia y en el Palazzo Grimani de Venecia.
Pero ya ha regresado a España. Llegó en un embalaje especial, dada su fragilidad: se construyó un caparazón polimérico dividido en seis
piezas.
Durante los próximos tres meses estará en el Museo del Prado. Después volverá definitivamente a casa, a Úbeda.
Se está ultimando un proyecto que adaptará como museo una parte de la Capilla
del Salvador, donde el «San Juanito» estuvo originariamente en una hornacina, a
la izquierda del retablo del altar mayor, obra de Berruguete.
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