Cincuenta años de los cambios en el Misal Romano
aprobados por el Concilio Vaticano II
Se cumplen 50 años este 7 de marzo de la celebración
de la primera Misa en lengua vernácula, es decir, la propia de cada país. En la
homilía de esa primera Misa celebrada en italiano en la historia (1965), el
Papa Pablo VI dijo: «se inaugura hoy la nueva forma de la Liturgia en todas las
parroquias e iglesias del mundo, para todas las Misas en las que participa el
pueblo. Es un gran acontecimiento que se recordará como principio de abundante
vida espiritual, como un compromiso
nuevo para corresponder al gran diálogo entre Dios y el hombre».
Una de las reformas del Concilio Vaticano II (1962-1965)
convocado por el Papa san Juan XIII bajo la consigna del “aggiornamento”, (puesta al día), fue la celebración de la Misa en los idiomas
locales, tal como se realiza en la actualidad.
El P. Gianni Todescato fue convocado a colaborar
con el Papa Pablo VI en la redacción de un nuevo Misal, y asegura que el tema
del lenguaje «claramente cambió la óptica de cómo se veía la Misa. Cuando era
en latín, el 99 por ciento de la gente no entendía nada». «Un sacerdote –de espalda
a los fieles- pronunciaba las palabras y poquísima gente, solo el público cultísimo,
podía seguirlas. De modo que el cambio a la lengua viva, el italiano, cambió la
ambientación de la Misa y permitió entender los textos sagrados y seguirla».
Asimismo, la Plegaria Eucarística –también
conocida como Canon–fue otro cambio fundamental para los fieles. «Antes era en
latín, y pronunciado en voz baja y la gente no sabía lo que se decía. En cambio
ahora se dice en voz alta y ha cambiado el rostro de la Eucaristía», subrayó el
P. Todescato.
Otras novedades del nuevo misal fueron la posibilidad
de recibir la hostia consagrada con la
mano para luego llevarla a la boca, o la inclusión del don de la paz. «El gesto
de la paz dio un pequeño toque de gracia. Todos juntos. Se hacía algo más
partícipe, con más sentido», afirma. Para el P. Todescato, los nuevos elementos
de la liturgia fueron bien recibidos por los fieles.
Estos
cambios fueron consecuencia de una reflexión teológica dentro de la Tradición
eclesial, aunque han llegado a ser motivo de cisma como el de los lefebvristas.
El Papa Benedicto XVI publicó en 2007 el
Motu Proprio “Summorum Pontificum recordando que el misal de San Pío V, en
latín, nunca fue abolido jurídicamente y, por consiguiente, la celebración de
la Eucaristía de esta forma siempre ha estado permitida. En efecto, la Misa en
latín no desapareció con el Concilio Vaticano II, y por ejemplo, en la iglesia
de la Santísima Trinidad de los Peregrinos de Roma se sigue celebrando en esta
lengua. Una tradición que además constituye un fuerte patrimonio cultural.
Para recordar la primera Misa celebrada en
italiano, el Papa Francisco preside este sábado la Eucaristía en el mismo
templo elegido por Pablo VI hace 50 años, el de la parroquia Todos los Santos,
en Roma.
Editado de aciprensa.
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