22 de enero de 2014

Razones por las que ha valido la pena asistir a la marcha Pro-Vida



Las razones
por las que ha valido la pena asistir
a la marcha Pro-Vida en Washington.

«Marchamos en recuerdo de quien ha caído por el aborto, marchamos por los niños sin voz, para defender su derecho a la vida. Sobre todo por aquellos que, como mi hermano Georgie, han nacido con síndrome de Down y cuyas vidas son demasiado a menudo consideradas indignas de ver la luz del día.

Marchamos por las mujeres que habiendo considerado el aborto, a través de nuestro interés por sus necesidades, encontrarán la fuerza de elegir la vida.

Marchamos  en solidaridad con las madres que están sufriendo el post-aborto, que están trabajando por el día en que ninguna mujer deba sufrir como ellas.

Marchamos en acción de gracias por las madres biológicas que, a pesar de las muchas adversidades, han dado a sus hijos el don de la vida y una familia adoptiva para hacerles crecer.

El arzobispo recuerda además que, en los 41 años de la ley Roe vs. Wade, «más de 55 millones de niños inocentes han perdido la vida por el aborto en los Estados Unidos». «Innumerables madres, a menudo sufriendo física, emotiva y espiritualmente son abandonadas en el silencio», observa el prelado, y junto a ellas - añade - sufren también otras personas: «los hombres que han perdido su paternidad, los abuelos a los que les faltan sus nietos y los niños privados de hermanos...».

Joseph E. Kurtz, presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos

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