En 1913…
Esteban Borrero Echevarría
Marlene María Pérez Mateo
En
1913 se publicó el libro “El amigo del niño” del profesor, medico y poeta
camagüeyano Esteban Borrero Echavarria; ilustrado por los dibujos de Francisco
Henares se convirtió la obra en texto dentro de la enseñanza primaria de la
mayor de las Antillas.
Borrero nació hacia 1849 en una típica culta familia
principeña. Hablar de su formación académica y humana es una empresa de tal
envergara y prestancia a cuyos nobles propósitos no se encaminan estas líneas
ahora.
Las cuantiosas profesiones por él ejercidas: médico, maestro, encuadernador, panadero, zapatero, agrimensor, perito de aduana, representante de la República Cubana en Armas, traductor y escritor, demuestran la sana tenacidad del ser humano cuando de buscar el sustento digno se trate en tierra propia o extranjera. La pionera presentación del primer libro de cuentos en la literatura cubana “Lecturas de Pascua” y el ser el precursor del movimiento modernista dentro de la prosa, ilustran la magnitud de este intelectual y científico de amplia dimensión.
Las cuantiosas profesiones por él ejercidas: médico, maestro, encuadernador, panadero, zapatero, agrimensor, perito de aduana, representante de la República Cubana en Armas, traductor y escritor, demuestran la sana tenacidad del ser humano cuando de buscar el sustento digno se trate en tierra propia o extranjera. La pionera presentación del primer libro de cuentos en la literatura cubana “Lecturas de Pascua” y el ser el precursor del movimiento modernista dentro de la prosa, ilustran la magnitud de este intelectual y científico de amplia dimensión.
Debido en parte a un deber
laboral, visité en una ocasión poco antes de mi emigración una casa en la hoy
calle San Miguel muy cerca de su
intersección con el callejón de Astillero, en Camagüey. Recuerdo un recinto
colonial de dimensiones modestas donde
primaba un patio central con dos tinajones y un árbol robusto y gigante.
Luego de cumplir el cometido médico de mi visita, pregunté a la familia anfitriona sobre el carácter enigmático y histórico de la vivienda. Era la casa de Esteban Borrero fue su respuesta. Me contaron sobre el hallazgo en ella de papeles y otras cosas viejas de las cuales se habían deshecho sin la menor aprehensión ni cuidado. Estaba yo entonces también en la casa de una estirpe de cubanos de los que preciarnos sería poco.
Llegaron a mi mente las imágenes de Juana y Dulce María Borrero, la de sus pinturas, sus poemas, la de su amigo Julián del Casal, en fin joyas en el devenir de tantos coterráneos. La actitud de los nuevos habitantes de la vivienda no es loable, mas no de sanción. ¿Cuanto se habrá perdido por este y otros hechos similares? Puede ser esta doble coincidencia un buen acicate y una alerta para re-descubrir a tan dignos gestores de la patria cubana y de la patria grande: la humanidad.
Luego de cumplir el cometido médico de mi visita, pregunté a la familia anfitriona sobre el carácter enigmático y histórico de la vivienda. Era la casa de Esteban Borrero fue su respuesta. Me contaron sobre el hallazgo en ella de papeles y otras cosas viejas de las cuales se habían deshecho sin la menor aprehensión ni cuidado. Estaba yo entonces también en la casa de una estirpe de cubanos de los que preciarnos sería poco.
Llegaron a mi mente las imágenes de Juana y Dulce María Borrero, la de sus pinturas, sus poemas, la de su amigo Julián del Casal, en fin joyas en el devenir de tantos coterráneos. La actitud de los nuevos habitantes de la vivienda no es loable, mas no de sanción. ¿Cuanto se habrá perdido por este y otros hechos similares? Puede ser esta doble coincidencia un buen acicate y una alerta para re-descubrir a tan dignos gestores de la patria cubana y de la patria grande: la humanidad.
Marlene Maria Perez Mateo
Noviembre 14, 2013
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