Esther
Williams
La nadadora que triunfó en Hollywood
«No puedo recordar un momento de mi vida en el
que no lleve un traje de baño». Son las palabras de Esther Williams, actriz que ayer jueves 6 de junio nos ha dejado a los 91 años.
A su frase no hace falta añadirle mucho más,
engloba la que era la pasión de su vida, la natación, un ejercicio para
el que tenía una habilidad evidente con la que protagonizó una larga lista de
títulos cinematográficos con los que pudo demostrar su talento deportivo
acuático.
Su capacidad era tal que, tras ser campeona y hacerse con varios
récords en su país, Estados Unidos, iba a cumplir su sueño de participar en los Juegos Olímpicos. Pero
la Segunda Guerra Mundial truncó esta ilusión y, sin embargo, en el cine
encontró su lugar.
Williams fue una de las grandes estrellas de la Metro Goldwyn Mayer en su edad
dorada y se convirtió en «La Sirena de América» hasta el punto de que se creó
el género del musical acuático pensando en ella.
Fue «Escuela De Sirenas» (1944), un musical
dirigido por George Sidney, con el que alcanzó la fama y el sobrenombre de
«Sirena» que, por cierto, le dio su amigo Clark Gable, tal y como se recuerda
en su página web: «Fue el primero que me llamó así».
Entre las películas que protagonizó destacan
«Juego De Pasiones» (1945), «Fiesta Brava» (1946) o «En Una Isla Contigo»
(1948). Trabajó, entre otros, con Richard Thorpe, Edward Buzzell, Gene Kelly o
Frank Sinatra.
En el ámbito personal, se casó el 27 de junio de
1940 con Leonard Kovner y en 1959 con Ben Gage, con quien estuvo casada hasta 1959. En 1969
contrajo matrimonio con Fernando Lamas, con el que estuvo casada hasta el
fallecimiento de éste en 1982. Esther Williams se retiró en 1962 y, desde
entonces, no ha tenido sucesora en los ballets náuticos.
Williams
estaba confinada a una silla de ruedas desde hace años por una caída,
pero se mantenía activa y disfrutando de baños en su piscina de agua calentada
con energía solar, según dijo a Efe en agosto de 2011 su cuarto marido, Edward
Bell.
ABC, Madrid.
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