3 de octubre de 2013

Francisco en Asís




 
Francisco en Asís

 
 Un intenso, conmovedor e interpelador programa aguarda al Papa Francisco mañana viernes 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, en la ciudad de este último. Con el alba, al Papa lo reciben niños discapacitados y enfermos. Poco después, en el palacio arzobispal se encuentra con pobres, con quienes posteriormente almuerza en un centro de acogida de Caritas cerca de la estación ferroviaria. Dice misa en la plaza de la basílica, a cuya cripta con la tumba en tierra del santo peregrina. Visita y ora en San Damián, en Santa Clara, en Rivotorto… Se encuentra con sacerdotes, consagrados y laicos en la catedral de San Rufino y con jóvenes en la Porciúncula. Francisco regresa, sí, a Asís.


Y es que decir Francisco de Asís, es, en efecto, decir paz, pobres, armonía, encuentro, sencillez, pequeñez, fraternidad, alegría, humildad, frescura… Es decir seguimiento a Cristo y a este crucificado, y este pobre. Decir Francisco de Asís es decir «bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos». Decir Francisco de Asís es decir Evangelio sin glosa. Es decir –ahora con palabras del escritor británico Gilbert Keith Chesterton «el cristiano que más se ha parecido y mejor ha imitado a Jesucristo». 

Y este es el ideal que el Papa Francisco se ha marcado para su ministerio apostólico petrino. Por ello, bueno será evocar la figura que, desde Jesucristo, le inspira: el mínimo y dulce, el inmenso y gigantesco Francisco de Asís.

revistaecclesia.com

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