1 de octubre de 2013

El Tercer Centenario de la RAE




El Tercer Centenario  de la RAE



Este año 2013 la Real Academia Española (RAE) cumple su tercer siglo de existencia. Trescientos años en los que se esmera en hacer bueno el lema de  “limpia, brilla y da esplendor” a la lengua española,  según propósito inicial  para lo que fue creada.   Su sede está en Madrid, capital de España, y está íntimamente relacionada con Academias correspondientes que pertenecen a los países donde se habla español.  

Según definición de sus fundadores y directores, el objetivo de la Academia fue el de la regularización lingüística mediante la promulgación de normativas dirigidas a fomentar la unidad idiomática dentro y entre los diversos territorios donde se habla.

Fue fundada en 1713  por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona.  Al año siguiente, el rey Felipe V  aprobó su constitución y la colocó bajo su protección. Originalmente constaba de 24 miembros.

En la conciencia, según la visión de dicha época, de que la lengua española había llegado a un momento de perfección suma, fue propósito de la Real Academia «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». 

Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol puesto al fuego, con la leyenda Limpia, fija y da esplendor. Nació, por tanto, la institución como un centro de trabajo eficaz, según decían los fundadores, «al servicio del honor de la nación».

Esas directrices lingüísticas que propone para regular el buen uso de la lengua española se recogen en dos libros capitales que revisa y publica periódicamente:  el Diccionario y la Gramática. 

Tras la independencia de los países hispanoamericanos, la Real Academia Española promovió el nacimiento de academias correspondientes en cada una de las jóvenes repúblicas que surgían.   Esta decisión estuvo motivada por la idea central del movimiento llamado panhispanismo o hispanoamericanismo,   según la cual los ciudadanos de todas las naciones de matriz española tienen por patria común una misma lengua (el español) y comparten el patrimonio de una misma literatura.

A pesar de que hubo precedentes de academias nacionales creadas con independencia de la Española, desde 1870 se establecieron en América diversas academias hispanoamericanas subordinadas estatutariamente a la RAE, a las que se llamó correspondientes por mantener con la academia matriz una relación por correspondencia postal.   Estas veintiuna academias constituyen con la Real Academia Española la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE),  fundada en 1951 en el marco del I Congreso de Academias celebrado en México.

La ASALE es el órgano de colaboración de todas ellas en la promoción de una política lingüística panhispánica.    Esta política, plasmada en numerosos proyectos de trabajo conjunto, fue galardonada en el año 2000 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia,    concedido a la Real Academia Española, junto con la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Una nueva visión

En los nuevos estatutos aprobados en 1993, se consideró necesario supeditar el antiguo lema fundacional -Limpia, fija y da esplendor- al objetivo superior de trabajar al servicio de la unidad idiomática. El artículo primero establece, en tal sentido, que la Academia “tiene como misión principal velar porque los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico”. De esa forma quedaba sancionado un compromiso que la Academia había asumido ya desde el siglo XIX.

El artículo primero de los estatutos de la RAE dice:

«…tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la Lengua Española  en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico. Debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio propio de la lengua, tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su esplendor. Para alcanzar dichos fines, estudiará e impulsará los estudios sobre la historia y sobre el presente del español, divulgará los escritos literarios, especialmente clásicos, y no literarios, que juzgue importantes para el conocimiento de tales cuestiones, y procurará mantener vivo el recuerdo de quienes, en España o en América,    han cultivado con gloria nuestra lengua. Como miembro de la asociación  de Academias de la Lengua Española mantendrá especial relación con las Academias Correspondientes y Asociadas.»

Fuente: wikipedia.com

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