Hispanoamérica, capital
San Sebastián
El jurado
premia una cinta venezolana y a un director mexicano
El certamen empezó con un desagravio al director
argentino Juan José Campanella (por no haberle otorgado en su día la Concha de
Oro al «Secreto de sus ojos», que luego obtuvo el Oscar a la mejor película
extranjera, y a cambio le dieron la oportunidad de abrir este año el certamen
con «Futbolín», su primera cinta de animación), y acabó con otro agravio al
director de mayor proyección internacional de esta edición, Denis Villeneuve.
El jurado no sólo obvió a la gran favorita,
«Enemy», sino que, a falta de grandes estrellas, restó al certamen la
posibilidad de reivindicarse internacionalmente al galardonar a uno de los
realizadores que, con un estilo propio, empiezan a pisar fuerte en Hollywood,
como ha demostrado el arranque como número uno de taquilla en EE UU de
«Prisioneros». En el Kursaal ayer se cruzaban las apuestas sobre si, tras este
desaire, el canadiense optará por estrenar en Cannes, como tantos otros, su
próximo largometraje.
En cambio, optaron por un palmarés
latinoamericano, en el que destaca «Pelo malo», de la venezolana Mariana
Rondón, en la que una madre viuda sale adelante como puede en plena agonía de
Chávez preocupada por la incipiente homosexualidad de su hijo de ocho años.
«Hice esta película para curarme de la angustia de ver tanta intolerancia» en
Venezuela, declaró la directora. «Ser diferente no es un problema, es lo más
hermoso que tiene un ser humano, sobre todo cuando se encuentra con otro»,
agradeció.
También el galardón al mejor director cruzó el
océano: el mexicano Fernando Eimbcke, por «Club Sandwich», que, curiosamente,
describe la relación entre una madre y su hijo. Su minimalismo extremo para
describir el primer amor adolescente y la progresiva separación del hijo de su
progenitora le ha valido el reconocimiento del jurado.
La propuesta más radical fue la española «La
herida», la ópera prima de Fernando Franco, recompensada con el Premio Especial
del Jurado. El director mostró su agradecimiento porque se trata de una
película «chiquita y artesana». Su protagonista, Marian Álvarez, cumplió con la
tradición de los actores españoles y se llevó la Concha de Plata. Se trata del
desasosegante retrato de una paciente no diagnosticada de una enfermedad
nerviosa que le lleva a autolesionarse continuamente. Quiso dedicárselo «a
todas esas personas que sufren algún tipo de trastorno psicológico».
Un
alfombra triste
Los nombres más conocidos entre los premiados
fueron los de dos veteranos: Jim Broadbent, que protagoniza «Le Weekend», de
Roger Michell, el fin de semana en París de una pareja que cumple 50 años
juntos. A pesar de que la decisión del jurado fue contestada, rompieron un tabú
al premiar una comedia, «Quai d'Orsay», de Bertrand Tavernier, que precisamente
concursó porque creía que no tenía ninguna posibilidad, según confesó.
«Caníbal», de Martín Cuenca, una de las apuestas
fuertes del festival, no se fue de vacío, pero tuvo que conformarse con un
galardón menor, el de Fotografía, lo que supuso una desilusión para el equipo,
que confiaba en la buena recepción que había tenido en Toronto, pero que no se
repitió en las proyecciones españolas.
Aunque el nivel medio de la competición puede
compararse al del año pasado, en la que fue alabada la labor de José Luis
Rebordinos, las estrellas han sido bastante escasas en la alfombra roja, incluso
en la gala de clausura buena parte de los premiados no regresaron a San
Sebastián para recoger su galardón.
Reproducido de La Razón, Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario