Dagoberto Valdés:
La Iglesia Católica cubana
está en transición
Ivette Leyva Martínez, cafeFuerte.com
Dagoberto Valdés, director del proyecto cívico y
la revista Convivencia, se encuentra de visita en Miami para
participar en un seminario sobre reconciliación y cambio político, que se
realizará este viernes en el Miami Dade College (MDC).
Valdés es un líder laico que ha realizado una
encomiable labor de educación cívica, activismo católico y promoción de la
cultura desde Pinar del Río, la ciudad que lo vio nacer hace 58 años y donde
aún reside. Sus actividades independientes lo han convertido en blanco de
acusaciones del régimen cubano desde el 2000, calificado de “contrarrevolucionario
acérrimo” y “mercenario” por la prensa oficial.
Ensayista, editor, fundador de revistas
como Vitral (1994-2007) y Convivencia (2008), Valdés llega a
Miami tras asistir en Praga al Forum
2000, y dialogó con CaféFuerte sobre el impacto de algunas reformas del
gobierno de Raúl Castro, el desarrollo de la sociedad civil, el papel de la
Iglesia Católica en Cuba y el significado de la reconciliación para el futuro
de la nación cubana.
Viajar y regresar
El primer impacto de la liberación de los viajes
para algunos cubanos, para los que pueden salir -hay que recordar que hermanos
como los del Grupo de los 75 no pueden viajar por motivos políticos-, es que
todos los miembros de la oposición que hemos salido después del 14 de enero,
cuando entró en vigor la reforma migratoria, han regresado a Cuba. Esto no se
lo esperaba el gobierno, se equivocaron en ese cálculo.
Viajar nos permite a los cubanos que vivimos en
la isla conocer de primera mano la experiencia de otros países. Yo mismo he
conocido a Lech Walesa y a miembros
del Sindicato Solidaridad, estuve en Foro 2000 en la República Checa, donde
conocí al Dalai Lama. Nos permite conocer el mundo y que el mundo nos conozca
de primera mano, porque se oye hablar de nombres, de obras, pero no se ha conversado
con las personas. Es un diplomacia ciudadana, de relaciones entre ciudadanos, y
sin dudas la mejor carta de presentación es conocer a una persona y verla
desenvolverse.
El gobierno cubano sabe ahora que tiene que
contar con personas cuya intención demostrada es regresar a Cuba y poner en
práctica aquellos conocimientos que hemos adquirido. Es cierto que ningún país
y experiencia es igual igual a otro, pero el ser humano es el mismo en
cualquier rincón de la Tierra. De modo que el levantamiento de la prohibición
de viajar ha tenido muchos impactos y todos positivos, con más beneficios para
el movimiento opositor que para el gobierno. A la vez, cuando regresamos a
nuestros vecindarios se gana en autoridad moral, porque a algunos le habían
creído al gobierno que quienes luchamos por la democracia lo que queríamos era
irnos de Cuba.
Avanzando la sociedad civil
En los últimos 10 años la sociedad civil cubana
ha pasado de ser fragmentaria, contradictoria -y hasta caudillista- a ser una
sociedad civil mucho más madura, de ser incipiente a creciente. Es una sociedad
civil más articulada, y es importante enfatizar el término “articulación”. No
es lo mismo unir que articular, porque la mano funciona integrada al brazo,
pero cada parte tiene su diferencia. Esa es la filosofía del proyecto
Convivencia, buscamos unidad en la diversidad, y la articulación de la sociedad
civil.
También tenemos una sociedad civil más
empoderada, en parte gracias a la tecnología. El gobierno quizás pensaba que
con los celulares nos íbamos a dedicar a jugar, ahora los celulares son la
principal arma de defensa y convocatoria. Antes, cuando ocurría un acto de
repudio había que esperar semanas a ver si la prensa extranjera en Cuba -que
por cierto está amordazada en virtud de los permisos para permanecer en el
país- los reportaba, o a que las víctimas se comunicaran con Radio Martí,
Ahora esas mismas agencias internacionales de noticias reportan lo que
denunciamos en las redes sociales. Hemos tomado en las manos la iniciativa de
la información, y como sucede con los regímenes totalitarios, la visibilidad y
la transparencia es lo mejor para enfrentarlos.
Hemos pasado de ser una oposición clandestina a
ser transparente, son las fuerzas represivas las que se escudan vestidas de
civil, ellos son los que han pasado a ser clandestinos. Estamos en un proceso
de empoderamiento, y hay varios puntos en los que la sociedad civil ha logrado
un consenso: entre ellos que la lucha debe ser pacífica y que el cambio debe
comenzar dentro de Cuba.
Una Iglesia en transición
La Iglesia Católica en Cuba también está en
transición. Hay una serie de obispos que están en edad de jubilación, mientras
que en otros laicos, sacerdotes y religiosas ha crecido el compromiso con la
gente necesitada. La Iglesia Católica cuenta además con el regalo de tener un
Papa como Francisco, clarísimo en relación con Cuba, y tengo esperanzas de que
actuará en consecuencia. La Iglesia cubana entra en nueva etapa, y la prueba es
la Carta Pastoral “La esperanza no defrauda”, suscrita por los obispos cubanos
el pasado 8 de septiembre, la más importante de los últimos tiempos. Es la
primera vez que los obispos han reconocido la importancia de los espacios
independientes creados por la sociedad civil, y han reclamado cambios
políticos al Estado. Pero ese es también un documento de transición en
momentos en que por razones de edad habrá cambios en la jerarquía de la
Iglesia, y debemos esperar más.
La nación indivisible
Todo proceso de reconciliación se enriquece de
experiencias universales, pero en Cuba tenemos que hacerlo entre todos los
cubanos. Mi intervención en el panel del Miami
Dade College se fundamentará en que la reconciliación es un trayecto por
varias estaciones: primero la verdad, luego la justicia, que es lo que genera
la magnanimidad y finalmente el objetivo de reconciliar a los miembros de una
sociedad, que fue dividida por el odio y el totalitarismo ideológico.
Pero es importante aclarar que eso de reconciliarnos entre la isla y la
diáspora no es el proceso de reconciliación. Entre la isla y la diáspora
formamos una nación única e indivisible y nadie nos va a separar ni necesitamos
un proceso de reconciliación. Lo que necesitamos es ponernos a trabajar juntos
para reconstruir nuestro país.
Dagoberto Valdés es una de las mentes más claran con que cuenta Cuba. Su labor de formación Social Cristiana, a través primero de la revista Vitral, y actualmente de la revista Convivencia es ejemplar.
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