6 de octubre de 2013

Dagoberto Valdés, la Iglesia católica cubana está en transición



Dagoberto Valdés:
La Iglesia Católica cubana
está en transición

Ivette Leyva Martínez, cafeFuerte.com

Dagoberto Valdés, director del proyecto cívico y la revista  Convivencia, se encuentra de visita en Miami para participar en un seminario sobre reconciliación y cambio político, que se realizará este viernes en el Miami Dade College (MDC).

Valdés es un líder laico que ha realizado una encomiable labor de educación cívica, activismo católico y promoción de la cultura desde Pinar del Río, la ciudad que lo vio nacer hace 58 años y donde aún reside. Sus actividades independientes lo han convertido en blanco de acusaciones del régimen cubano desde el 2000, calificado de “contrarrevolucionario acérrimo” y “mercenario” por la prensa oficial.

Ensayista, editor, fundador  de revistas como Vitral (1994-2007) y Convivencia (2008), Valdés llega a Miami tras asistir en Praga al Forum 2000, y dialogó con CaféFuerte sobre el impacto de algunas reformas del gobierno de Raúl Castro, el desarrollo de la sociedad civil, el papel de la Iglesia Católica en Cuba y el significado de la reconciliación para el futuro de la nación cubana.

Viajar y regresar

El primer impacto de la liberación de los viajes para algunos cubanos, para los que pueden salir -hay que recordar que hermanos como los del Grupo de los 75 no pueden viajar por motivos políticos-, es que todos los miembros de la oposición que hemos salido después del 14 de enero, cuando entró en vigor la reforma migratoria, han regresado a Cuba. Esto no se lo esperaba el gobierno, se equivocaron en ese cálculo.

Viajar nos permite a los cubanos que vivimos en la isla conocer de primera mano la experiencia de otros países. Yo mismo he conocido a Lech Walesa y a miembros del Sindicato Solidaridad, estuve en Foro 2000 en la República Checa, donde conocí al Dalai Lama. Nos permite conocer el mundo y que el mundo nos conozca de primera mano, porque se oye hablar de nombres, de obras, pero no se ha conversado con las personas. Es un diplomacia ciudadana, de relaciones entre ciudadanos, y sin dudas la mejor carta de presentación es conocer a una persona y verla desenvolverse.
El gobierno cubano sabe ahora que tiene que contar con personas cuya intención demostrada es regresar a Cuba y poner en práctica aquellos conocimientos que hemos adquirido. Es cierto que ningún país y experiencia es igual  igual a otro, pero el ser humano es el mismo en cualquier rincón de la Tierra. De modo que el levantamiento de la prohibición de viajar ha tenido muchos impactos y todos positivos, con más beneficios para el movimiento opositor que para el gobierno. A la vez, cuando regresamos a nuestros vecindarios se gana en autoridad moral, porque a algunos le habían creído al gobierno que quienes luchamos por la democracia lo que queríamos era irnos de Cuba.

Avanzando la sociedad civil

En los últimos 10 años la sociedad civil cubana ha pasado de ser fragmentaria, contradictoria -y hasta caudillista- a ser una sociedad civil mucho más madura, de ser incipiente a creciente. Es una sociedad civil más articulada, y es importante enfatizar el término “articulación”. No es lo mismo unir que articular, porque la mano funciona integrada al brazo, pero cada parte tiene su diferencia. Esa es la filosofía del proyecto Convivencia, buscamos unidad en la diversidad, y la articulación de la sociedad civil.

También tenemos una sociedad civil más empoderada, en parte gracias a la tecnología. El gobierno quizás pensaba que con los celulares nos íbamos a dedicar a jugar, ahora los celulares son la principal arma de defensa y convocatoria. Antes, cuando ocurría un acto de repudio había que esperar semanas a ver si la prensa extranjera en Cuba -que por cierto está amordazada en virtud de los permisos para permanecer en el país- los reportaba, o a que las víctimas se comunicaran con Radio Martí,  Ahora esas mismas agencias internacionales de noticias reportan lo que denunciamos en las redes sociales. Hemos tomado en las manos la iniciativa de la información, y como sucede con los regímenes totalitarios, la visibilidad y la transparencia es lo mejor para enfrentarlos.

Hemos pasado de ser una oposición clandestina a ser transparente, son las fuerzas represivas las que se escudan vestidas de civil, ellos son los que han pasado a ser clandestinos. Estamos en un proceso de empoderamiento, y hay varios puntos en los que la sociedad civil ha logrado un consenso: entre ellos que la lucha debe ser pacífica y que el cambio debe comenzar dentro de Cuba.

Una Iglesia en transición

La Iglesia Católica en Cuba también está en transición. Hay una serie de obispos que están en edad de jubilación, mientras que en otros laicos, sacerdotes y religiosas ha crecido el compromiso con la gente necesitada. La Iglesia Católica cuenta además con el regalo de tener un Papa como Francisco, clarísimo en relación con Cuba, y tengo esperanzas de que actuará en consecuencia. La Iglesia cubana entra en nueva etapa, y la prueba es la Carta Pastoral “La esperanza no defrauda”, suscrita por los obispos cubanos el pasado 8 de septiembre, la más importante de los últimos tiempos. Es la primera vez  que los obispos han reconocido la importancia de los espacios independientes  creados por la sociedad civil, y han reclamado cambios políticos al Estado. Pero ese es también un documento de  transición en momentos en que por razones de edad habrá cambios en la jerarquía de la Iglesia, y debemos esperar más.

La nación indivisible

Todo proceso de reconciliación se enriquece de experiencias universales, pero en Cuba tenemos que hacerlo entre todos los cubanos. Mi intervención en el panel del Miami Dade College se fundamentará en que la reconciliación es un trayecto por varias estaciones: primero la verdad, luego la justicia, que es lo que genera la magnanimidad y finalmente el objetivo de reconciliar a los miembros de una sociedad, que fue dividida por  el odio y el totalitarismo ideológico. Pero es importante aclarar que eso de reconciliarnos entre la isla y la diáspora no es el proceso de reconciliación. Entre la isla y la diáspora formamos una nación única e indivisible y nadie nos va a separar ni necesitamos un proceso de reconciliación. Lo que necesitamos es ponernos a trabajar juntos para reconstruir nuestro país.

1 comentario:

  1. Eduardo Pelaez10/09/2013

    Dagoberto Valdés es una de las mentes más claran con que cuenta Cuba. Su labor de formación Social Cristiana, a través primero de la revista Vitral, y actualmente de la revista Convivencia es ejemplar.

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