Los kilos prietos
y la biografía de Mons Román
Daniel Shoer Roth
El Nuevo Herald
En mis múltiples diálogos/entrevistas en los que Monseñor Agustín Aleido Román me narró su vida, una de las experiencias que permanecía más arraigada a su corazón fue la colaboración de todo el exilio cubano para construir el hogar de la Virgen de la Caridad en Miami y velar por la difusión del mensaje mariano.
De "kilo prieto en kilo prieto" -de centavo en centavo- los cubanos, que con dificultad podían sobrevivir, ordeñaron sus miserias y contribuyeron con sus kilos prietos para ver cumplido un sueño. Un manantial de generosidad que se derramó abriendo un nuevo cielo, con el anhelo de que la Caridad los cubriera bajo su manto.
"Creamos un comité de construcción con un esfuerzo tremendo, y recogiendo dinero se pudo construir la capillita que sirvió por seis años hasta la construcción del santuario", me relató Monseñor Román semanas antes de su fallecimiento el año pasado. "La gente guardaba mucha ilusión de poder tener una casa con la Virgen. Con esa generosidad se fueron sumando los 'kilos' ".
Como escritor a quien él confió la delicada tarea de su biografía, honraré ese espíritu de cooperación que entronó a la Ermita de la Caridad como una magnánima obra de la comunidad, en aras de que el libro se construya de palabra en palabra -de frase en frase- con el testimonio y aportaciones de las personas que formaron parte de su vida, fueron fruto de su ministerio pastoral y también contribuyeron a levantar la Ermita.
Aunque la carátula lleve mi firma, ustedes serán los colaboradores del ejemplar que mantendrá vivo el legado de este patriota cubano, faro del exilio que siguió con esmero las huellas del Padre Félix Varela, el fundador de la identidad nacional cubana.
"La biografía debe ser reflejo de la persona y, abriéndola a la participación de todos, terminará siendo un gesto de comunión como fue su vida", comentó Ondina Menocal, coordinadora de los movimientos apostólicos de la Arquidiócesis de Miami. "Monseñor Román no fue individualista en su hacer, sino que se disminuyó para que todos pueran los protagonistas en las obras que él nos ha dejado".
"El libro tiene que convertirse en algo vivo, no en una memoria, sino en un estímulo de acción", auguró.
Ondina Menocal integró el grupo fundador de las Comunidades de Reflexión Eclesial Cubana en la Diáspora (CRECED) inspirado por Monseñor Román a finales de los años 70. Esta semana fue una de las primeras en apuntarse como voluntaria para contribuir a la elaboración de la biografía durante una celebración en honor del aniversario de la ordenación sacerdotal, el 5 de julio de 1959, del padre espiritual que podía unir al exilio cubano más allá de sus diferencias políticas y generacionales.
Durante el encuentro en la Casa Bacardí, uno de los que más asistencia ha convocado en la historia de la institución, se distribuyeron docenas de formularios para recoger la información personal de los fieles ávidos de colaborar, así como una breve descripción del aporte de la trascendencia universal que pudiera hacer a la biografía auspiciada por la fundación Familia Bacardí.
Las respuestas abarcan desde los años de formación de Aleido -como lo llamaban sus parientes, amigos y maestros en Cuba- y la ceremonia de ordenación en la Iglesia San José, en Colón, Matanzas, hasta su consagración como obispo de la Arquidiocesis de Miami y su proyección nacional e internacional.
Tony Díaz, miembro del secretariado diocesano del Movimiento Cursillos de Cristiandad, dedicado a promover dirigentes cristianos en el seno e la Iglesia católica, se anotó para cooperar en lo que respecta a la participación de Monseñor Román en dichos cursillos desde su llegada a Miami en 1966.
En febrero de 2008, Díaz coordinó el Cursillo 241 de Hombres en la otrora Casa Emaús, en el suroeste de Miami-Dade. "Una sorpresa fascinó a los participantes: la súbita aparición de Monseñor Román a vivir la jornada educativa y de reflexión interior como cualquier otro integrante".
"Estuvo con nosotros los próximos tres días, animando, entisuasmando, confesando candidatos", recordó. "Esa era la vida de Monseñor Román: una actitud pastoral constante".
El período para ofrecerse de voluntario en la investigación biográfica apenas comienza, ahora que ésta avanza a toda máquina bajo la égida de la Ermita. Las personas que deseen aportar información valiosa pueden enviarme sus datos, años en lo que estuvieron apegados a su líder espiritual y un resumen de lo que sería su experiencia personal a mi correo electrónico: dshoer@elnuvoherald.com. Si prefiere usar correo postal, haga llegar su misiva a la Casa de los Cursillos de Cristiandad Monseñor Román, en 16250 SW 112 Ave., Miami, FL. 33157.
Una de las anécdotas favoritas de Monseñor Román era el conteo de los "kilos" por parte de los miemros de la Archicofradía de la Ermita, el ejército de servidores que ha sido el motor de efificación del santuario nacional y lo ha mantenido de pie como resplandeciente símbolo de la fe católica para miamenses de todas las nacionalidades.
En los comienzos, en cada saco se juntaban $50 en centavos que él mismo cargaba para llevarlo a depositar en el banco.
"Siempre he dicho que el deporte que más he podido hacer es las pesas, porque he cargado tantas pesas, tantos "kilos", me contó con su prodigioso sentido del humor. "Después era tan humillante, porque cuando iba al banco, me hacían esperar de último".
Por medio de una persona que le conoció supe sobre Monsenor Agustin Roman de primera mano. Adornaban muchas cualidades al viejo sacerdote cubano . Marlene M
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