16 de julio de 2013

EL MONTE CARMELO, LA VIRGEN DEL CARMEN Y EL ESCAPULARIO



El Monte Carmelo, la Virgen del Carmen
 y el Escapulario

El Monte Carmelo   es una cordillera en Israel sobre el Mar Mediterráneo que mide unos 26 km de largo y alrededor de 7 km de ancho.  La ciudad de Haifa  está parcialmente situada sobre el Monte Carmelo, así también como  otras pequeñas ciudades.    Su nombre viene a decir jardín ("Karmel" en árabe) o viñedos de Dios en hebrero.  En la antigüedad estaba cubierta por viñedos   y fue siempre famosa por su fertilidad. Las cuevas ubicadas en el Monte Carmelo fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2012.   

El Monte Carmelo aparece mencionado en la Biblia en el Antiguo testamento, en un relato de suma importancia en la religión hebrea. Es allí donde el profeta Elías demuestra que el Señor de Israel es el verdadero Dios. Los cristianos igualmente consideran a Elías como un gran profeta. Inspirados en él, durante el siglo XII un grupo de hombres fundó en el Monte Carmelo la Orden de los Carmelitas. 

La Virgen del Carmen
Según la tradición, algunos fieles que investigaban la vida de los profetas Elías y Eliseo en el Monte Carmelo,  fueron testigos de  la aparición de una nube en la que iba una imagen de María. En ese monte, fundaron un templo en honor a la Virgen y la congregación de los Hermanos de Santa María del Monte Carmelo.  

El 16 de julio de 1251, la Virgen del Carmen se le habría aparecido a san Simón Stock, superior general de la Orden Carmelita, al que le entregó sus hábitos y el escapulario,  principal signo del culto mariano carmelita.  

El escapulario
La palabra "escapulario" indica un vestido superpuesto, que llevaban los monjes durante el trabajo manual. Con el tiempo se le fue dando un sentido simbólico: el de llevar la cruz de cada día, como discípulos y seguidores de Jesús. En algunas Órdenes religiosas, como en el Carmelo, el Escapulario se convirtió también en signo de su manera de ser y de vivir. Se transformó en un signo mariano
 
Alcanzar las promesas del escapulario de la Virgen del Carmen supone siempre el esfuerzo personal colaborando con la gracia de Dios.  El escapulario del Carmen no es un signo mágico de protección, ni una garantía automática de salvación. O una dispensa de vivir las obligaciones de la vida cristiana.

Es un signo probado por la Iglesia desde hace siete siglos, que representa el compromiso de seguir a Jesús como María: Abiertos a Dios y a su voluntad. Guiados por la fe, la esperanza y el amor. Cercanos a las necesidades de los demás. Orando en todo momento y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias. Aumenta la esperanza del encuentro con Dios en la Vida Eterna, con la ayuda, protección e intercesión de María.

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