El
pavo real es nativo del sur de Asia y, como era de esperarse de un ave tan
hermosa, ha despertado la imaginación popular desde tiempos muy remotos. Así
por ejemplo, en la colección hindú de textos sagrados que datan de 1200 a.C.,
se asegura que los pelos de los corceles del dios Indra eran como las plumas
del pavo real.
La
importancia del pavo real en el hinduismo está reflejada en el mismo Ramayana.
Esta épica nacional relata que cuando los dioses tomaron formas animales para escapar del demonio Ravana, Indra, -el dios de las
tormentas, las lluvias y las guerras- se transformó en un pavo real. Y como
recompensa, el ave sagrada fue dotada
con mil ojos en sus plumas, la capacidad de regocijarse bajo la lluvia y el
poder de matar serpientes.
La
tendencia de asociar al pavo real con la lluvia se fue extendiendo por toda
Europa hasta llegar a la misma Irlanda, donde el canto del ave se toma como un
presagio seguro de lluvia.
Si
se revisan los clásicos griegos y romanos, más cercanos a nuestra cultura
occidental, vemos, por ejemplo, que Aristóteles se refiere al pavo real como “el
pájaro persa”. Es tanta la admiración de los helenos por estas aves, que
incluso aparecen grabadas en algunas de las monedas que acuñaron. Y precisamente el pavo real forma parte de
uno de los mitos clásicos más hermosos, el del dios Zeus y la sacerdotisa Ío.
Poco
a poco el pavo real fue invadiendo el arte cristiano. En un principio se usó como símbolo de la
resurrección en las primeras iconografías (tal vez porque después de la muda se
le ve cubierto con sus mejores galas). Todavía quedan testimonios grabados en
las catacumbas romanas, y el propio san Agustín declaró que la carne de esta
ave era incorruptible. También hay muchas pinturas medievales en las que las
alas de los ángeles se componen de las elegantes plumas del pavo real.
Los
zoólogos distinguen dos especies de pavos reales: el pavo real de la India, que
presenta la cabeza adornada por un moño de plumas largas y rectas, y el pavo
real espicífero, que tiene el moño en forma de espiga. Son los galliformes más
grandes que existen.
El
hombre ha obtenido varias razas domésticas de pavos reales , pero la más
conocida e todas es la del pavo real común, dotado de un esbelto cuello verde
que recuerda muy bien a la especie silvestre.
Otro los más hermosos es el pavo
real blanco o albino, que emite reflejos metálicos y se viene criando desde principios del
siglo XVI.
A
pesar de que la cría del pavo real ha caído en desuso, sobre todo porque no
tolera muy bien la compañía de otras aves, es una de las especies zoológicas que más protección ha recibido a lo largo de
la historia. (Alejando Magno, casi cuatro siglos antes del nacimiento de Cristo
ya había impuesto graves penalidades a los que mataran a una de estas aves.
Afortunadamente,
no corre peligro de extinción, y todo parece indicar que su canto seguirá
anunciando lluvia por muchos años más.
Fuente: José I Cabrera, Geomundo
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