La fístula que derivó en himno
Álvaro Soto / Madrid
En el momento de escribir estas líneas, el «God
save the Queen» («Dios salve a la Reina») había sonado 25 veces en
los Juegos Olímpicos de Londres. 25 ocasiones de disfrutar de este solemne
himno que, con su música y su letra, busca reproducir en el oído de quien lo
escucha la grandeza de la que los británicos se sienten tan orgullosos.
El Museo
de Historia de la Medicina conserva el cuchillo con el que se realizó la
intervención
Sin embargo, el «God save the Queen»
(transformado en «God save The King» cuando el monarca es un hombre)
tiene un origen mucho menos noble y más prosaico. Aunque no todos los
investigadores se ponen de acuerdo a la hora de explicar de dónde viene el
himno, una de las tesis más extendidas tiene poco de gloriosa y mucho de
escatológica.
La historia (o la leyenda, no se sabe) se remonta
a finales del siglo XVII. Luis XIV, el Rey Sol, dominaba Francia y gran
parte de Europa, pero no todo era alegría: Luis sufría en silencio. Su
estreñimiento crónico le había provocado una fístula anal que convertía en un
suplicio cualquier acercamiento al señor Roca y los tratamientos de la época no
funcionaban. Pero a grandes males, grandes remedios: el médico personal del Rey
Sol, Charles Félix de Tassy, se puso manos a la obra para encontrar
solución a este problema.
Una intervención quirúrgica parecía el único
remedio posible, pero había un problema: nadie antes había llevado a cabo una
operación de este tipo. En cualquier caso, a Tassy no le quitaba el sueño el
juramento hipocrático, así que no dudó en experimentar con el bisturí en otros
pacientes. Cuando se vio preparado pudo por fin acercarse al trasero de Su
Majestad.
Y la operación fue un éxito. De hecho, en el Museo
de Historia de la Medicina aún se conserva el pequeño cuchillo con el que
se realizó la intervención. Cuando el Rey Sol apareció montado en su caballo,
la felicidad del pueblo fue enorme porque su querido majestad ya estaba
recuperado. Pues bien, la mejor manera de celebrarlo fue con música. El
reconocido compositor Jean Baptiste Lully fue el encargado de ponerle letra a
la alegría francesa, y lo hizo casi poniendo al mismo nivel a la divinidad del
cielo con la divinidad de la tierra: ‘Gran Dieu sauve le Roi’ (El Gran Dios
salve al rey’).
La canción, un éxito de la época, llegó a oídos
de otro grande del pentagrama, Jorge Federico Handel. En 1714, Jorge
de Hannover (Jorge I) fue nombrado rey de Inglaterra y su músico de cámara
era Handel. Con algún pequeño cambio, Handel presentó el ‘Gran Dieu sauve le
Roi’ como ‘God save the King’ y la repercusión fue tal que aquella canción
nacida de una fístula anal se terminó convirtiendo en el himno de un imperio.
Fuente: ABC, Madrid
Sensacional esta anécdota.
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