12 de agosto de 2012

LA FÍSTULA QUE DERIVÓ EN HIMNO


La fístula que derivó en himno

Álvaro Soto / Madrid

En el momento de escribir estas líneas, el «God save the Queen» («Dios salve a la Reina») había sonado 25 veces en los Juegos Olímpicos de Londres. 25 ocasiones de disfrutar de este solemne himno que, con su música y su letra, busca reproducir en el oído de quien lo escucha la grandeza de la que los británicos se sienten tan orgullosos.

El Museo de Historia de la Medicina conserva el cuchillo con el que se realizó la intervención

Sin embargo, el «God save the Queen» (transformado en «God save The King» cuando el monarca es un hombre) tiene un origen mucho menos noble y más prosaico. Aunque no todos los investigadores se ponen de acuerdo a la hora de explicar de dónde viene el himno, una de las tesis más extendidas tiene poco de gloriosa y mucho de escatológica.

La historia (o la leyenda, no se sabe) se remonta a finales del siglo XVII. Luis XIV, el Rey Sol, dominaba Francia y gran parte de Europa, pero no todo era alegría: Luis sufría en silencio. Su estreñimiento crónico le había provocado una fístula anal que convertía en un suplicio cualquier acercamiento al señor Roca y los tratamientos de la época no funcionaban. Pero a grandes males, grandes remedios: el médico personal del Rey Sol, Charles Félix de Tassy, se puso manos a la obra para encontrar solución a este problema.

Una intervención quirúrgica parecía el único remedio posible, pero había un problema: nadie antes había llevado a cabo una operación de este tipo. En cualquier caso, a Tassy no le quitaba el sueño el juramento hipocrático, así que no dudó en experimentar con el bisturí en otros pacientes. Cuando se vio preparado pudo por fin acercarse al trasero de Su Majestad.

Y la operación fue un éxito. De hecho, en el Museo de Historia de la Medicina aún se conserva el pequeño cuchillo con el que se realizó la intervención. Cuando el Rey Sol apareció montado en su caballo, la felicidad del pueblo fue enorme porque su querido majestad ya estaba recuperado. Pues bien, la mejor manera de celebrarlo fue con música. El reconocido compositor Jean Baptiste Lully fue el encargado de ponerle letra a la alegría francesa, y lo hizo casi poniendo al mismo nivel a la divinidad del cielo con la divinidad de la tierra: ‘Gran Dieu sauve le Roi’ (El Gran Dios salve al rey’).

La canción, un éxito de la época, llegó a oídos de otro grande del pentagrama, Jorge Federico Handel. En 1714, Jorge de Hannover (Jorge I) fue nombrado rey de Inglaterra y su músico de cámara era Handel. Con algún pequeño cambio, Handel presentó el ‘Gran Dieu sauve le Roi’ como ‘God save the King’ y la repercusión fue tal que aquella canción nacida de una fístula anal se terminó convirtiendo en el himno de un imperio.

Fuente: ABC, Madrid

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