Por
Marlene María Pérez Mateo
“
..nacer es aquí una fiesta innombrable.”
Jose
Lezama Lima
Conocí a Don Alberto
Cortez por medio de su música durante mi
niñez. Los de mi generación le bautizaron extraoficialmente como un “cantor
poético” u otros epítetos semejantes. Mucho hay de cierto en tales
calificativos. No estuvo nunca en la cima de la fama, es decir no estuvo en la
cresta de la ola. Fue su mayor suerte en
eso que llaman moda, pues si no hubo “up”
tampoco hubo “down”. El se perfilaba desde el inicio en el
reducido grupo de los que permanecen. Esos de los que no se dejan de
hablar ya que no se agotan en un tema
sin mas. Su música y presentaciones
tuvieron por cierto tiempo una frecuencia respetable en la mayor de las Antillas.
Varias veces llegó a estar en vivo.
Un hecho fortuito hizo testigo a una persona
conocida, de un desencuentro infeliz que catalizó su total ausencia en lo que
por entonces le era terreno propio, durante una presentación. La elegancia y serenidad del cantante
vistieron entonces sus mejores galas y el hecho pasó silente y anónimo; pero
como consecuencia su voz dejo de existir en una patria adoptiva hasta entonces
muy suya; pero no su estela.
Mas Don Alberto ha seguido
haciendo lo mejor que sabe hacer. Capitol/EMI Latino record lanzó al mercado
del disco en 1993 un recuento de su obra. Aunque merece gran crédito la
selección hecha, no resultaría fácil decidir cuales serian los 17 temas en
dicha recopilación. Así le he vuelto escuchar a lo grande, además
re-encontrarlo en un Recital en vivo hace pocos años.
Cuan bueno resulta constatar
que no ha cambiado. Enhorabuena, sigue empedernido en eso de casarse con las
tantas veces mal concebidas corrientes de la música (o de la anti música). No
ha hecho el “cross over”, tampoco
Edith Piaf lo hizo. Sigue en lo suyo sin mimetismo y solo en la complicidad
consigo mismo. No puedo hablar de ratings en su caso, no lo conozco. Se que
cada artista tiene su público y cada publico su artista.
El refranero popular nos enseña que: “De
músicos, poetas y locos todos tenemos un poco”, pues también en eso de Quijote según Cortez
nos llevamos nuestra tajada. Es algo en
lo que nunca nos cortamos la coleta. El mismo artista nos lo recuerda en uno de
sus temas, donde se trazaba sus propias metas luego de cumplir medio siglo, según
me parece entender en eso de “la mitad de la vida”, pugnando por comenzar en 24
horas (A partir de mañana). Aunque todavía me falta mucho para tan redonda
cifra onomástica le agradezco los consejos y le agradezco por el resto de su creación. Vale que si en lo de
“aprendiz de Quijote” contra tantos molinos, tantas ventas, tantos ducados,
tantos señores.
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