El Buen Pastor
"…y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por
el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas,
camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz…"
Juan 10, 1-10
¿Me dejas, Señor, seguirte?
¿Me aceptas a pesar de desviarme de tus senderos?
¿Me amas aún a sabiendas de que me distraigo
con otros pastos y que bebo de otras fuentes?
Gracias, Señor, porque me aceptas como soy.
Porque, Tú, Buen Pastor, animas al sano
pero también recoges y esperas al herido.
Porque empujas al que puede andar por sí mismo
y cargas, sobre tus hombros, al que no puede
o no quiere avanzar, exhausto o desencantado.
¿Aceptas, Señor, mi interior confuso y convulsionado?
Mira, Señor, que aún siendo oveja de tu rebaño,
con mis palabras y acciones
a veces tengo la sensación de dispersar
lo que Tú, con mano providente y pacientemente
unes en el amor, la vida y la caridad.
Hoy, Señor, te confieso que quiero seguirte.
Que quiero dejarme llevar por la Gracia de Dios
para que no me arrastren los vientos del mundo.
Hoy, Señor, Buen Pastor de toda mi existencia,
quiero darte las gracias porque das tu vida por mí.
Porque ante Ti no puedo esconderme.
Porque respetas mi libertad para seguirte.
Porque tu voz es potente, nítida y única.
Gracias, Señor, porque Tú, Buen Pastor,
conoces mejor que yo
aquello que para mis días
más o menos me convienen.
Javier Leoz,
www.betania.com
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