20 de marzo de 2011

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EL DOMINGO DE LA TRANSFIGURACIÓN

Cámbiame, Señor,
para que mi rostro al igual que el tuyo
sea irradiación del Dios que vive en mí.  
Y, descubriéndolo como mi todo y mi vida,
hable de tal manera con Él
que, en el monte de mi existencia,
pueda exclamar: ¡qué bien se está aquí!


Javier Leoz
www.betania.es

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