“
Meter La Habana en Guanabacoa”
Marlene María Pérez Mateo
Guanabacoa,
poblado situado al Este de la Bahía de La Habana, heredó su nombre de sus
antiguos habitantes los aborígenes. Según la tradición mas difundida, su nombre
significaba “sitio de las aguas o de grandes palmeras”. Al parecer su verdadero
origen etimológico es: “guana' palmera, “ba” grande o alto y “coa” sitio o
lugar. Se fundó en 1524 para dar refugio a los pocos indígenas dispersos por los campos, cuyo número era de
unos trescientos. Nació esta municipalidad capitalina periférica, conocida hoy
como “Villa de Pepe Antonio”, alcalde y patriota de la incipiente Cuba, como
lugar de acogida ante un agresor.
Su vocación no tardó en volver a manifestarse, en este caso debido a
disímiles motivos. En 1555 el corsario francés Jacques de Sores amenazó y
asaltó la capital cubana. Este fue uno de los tantos azotes por parte de tales
amantes de lo ajeno acaecidos por entonces. Ante tal situación, los vecinos y
la sede del gobierno colonial de la joven isla se trasladaron de la Villa de
San Cristóbal a Guanabacoa. Ciertamente fue algo transitorio, muy breve en el
tiempo, mas el hecho se recuerda entre la risa y lo insólito aunque no se sepa
en ocasiones la evidencia histórica sustentadora de la expresión. Guanabacoa
tiene 127.4 kilómetros cuadrados y es una municipalidad, lo cual hace poco
factible para dar cabida a una urbe capitalina
de 360 km2 urbanizados.
La expresión aun hoy quiere significar la imposibilidad de dar cabida a
algo de mas envergadura en un lugar o modo de menor cuantía.
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