21 de julio de 2016

Le pasó como a Chacumbele, que él mismito se mató

José Ramón Chacón Vélez, Chacumbele

“ Le pasó como a Chacumbele,
que él mismito se mató”

Marlene María Pérez Mateo

Este si es un “camagüeyanismo” de cien por cien. Vale el término para decir que a la vieja comarca principeña le cabe la autoría de la frase y ser además la cuna de su protagonista.  

“Chacumbele' se apellidó en realidad Chacón Vélez y su nombre José Ramón. Aunque se le recuerda por una forma homófona y algo torcida de sus patronímicos.   Nació el 9 de noviembre del 1912, en Santa Cruz del Sur, Camagüey. El infortunio le acompañó muy tempranamente en la vida pues para comenzar fue huérfano, y debió su cuidado y educación a una tía, María Belén.

Con solo 14 años conoce la vida del circo y se enamora de la carpa como forma de vida y de sustento. Luego de sobrevivir al ciclón del 1932 cuyas ráfagas se ensañaron con su ciudad natal; comenzó sus andanzas como trapecistas en la Carpa de Santos y Artigas, como discípulos del polaco Boris Korchinsky, experto en artes circenses. Contrajo matrimonio con la judío húngara Iona quien trabajaba como equilibrista. El amor no le sonrió largamente a Chacón y fue desde la cuerda testigo de la fragante traición de su esposa de allí una caída accidental de graves consecuencias; le privó para siempre del desempeño de su profesión y modo de vida.

Vivió muy pobremente en La Habana, al abrigo de unos parientes y vendiendo flores en el Parque Central de La Habana. Su decepción amorosa, profesional y su debacle económica; lo llevaron a una muerte muy trágica y prematura.

 “Chacumbele” ha pasado a ser un sinónimo de auto construirse su propio infortunio; o ser autor de hechos contra la propia persona.

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