La mala paga no deja madurar
la Manzana de Gómez
Pablo Pascual Méndez Piña
Es perceptible el atraso en
las obras de remodelación del popular edificio de la Manzana dee Gómez,
proyecto que construirá un lujoso hotel de cinco estrellas con una capacidad de
246 habitaciones. Ese inmueble, que engrosará el inventario del grupo turístico
Gaviota S. A., debería ser inaugurado el próximo octubre, para luego ser
administrado por Kempinski Hotels,
una compañía suiza de alto prestigio internacional que ya adquirió los derechos
de comercialización.
La inversión del hotel corre
a cargo de la inmobiliaria ALMEST, entidad del consorcio militar GAESA que hace 28
meses confió la ejecución de la obra a las constructoras Unión de
Construcciones Militares (UCM) y la francesa Bouyges Batiment International (BBI), mientras que los
ingenieros y arquitectos de la Oficina del Historiador de la Ciudad acometieron el proyecto civil.
La tapia perimetral que obstaculiza
la perspectiva de los transeúntes no impide evaluar que los únicos avances
constructivos corresponden a las reparaciones en las fachadas exteriores,
excepto la cara oeste —por la calle Zulueta— donde una malla protege a los
obreros que laboran encaramados en una jungla de andamios.
La edificación de estilo
ecléctico, con una hectárea de superficie y cinco pisos sobre el nivel de la
calle, cuyas fachadas tanto interiores como exteriores están pobladas de vanos,
arcos, cornisas, ménsulas, arcos y columnas entre otros elementos
arquitectónicos —los cuales contribuyen a elevar el grado de dificultad de la
restauración—, no justifican el incumplimiento del plazo de 31 meses para
concluir las obras, término bastante conservador, acorde a las opiniones de
especialistas.
Aunque las fachadas
exteriores fueron pintadas, se respira cierto atropello en la organización de
obra, puesto que aún se restaura parte de la albañilería sobre las superficies
pintadas.
Los revoques de los portales
y los corredores en diagonal no han sido rehechos, como los interiores de
las habitaciones, que a través de algunos ventanales abiertos muestra pocos
avances en la colocación de falsos techos, redes eléctricas y conductos de aire
acondicionado.
A la pregunta de si el hotel
podrá inaugurarse en octubre, Carlos Salabarría, un jefe de obra jubilado de 74
años, responde: "Ni poniéndose un motor en culo podrán terminarlo en
fecha… Es evidente que esos muchachos no tienen experiencia", dice de los
albañiles que laboran sobre los andamios. "No son ni media cuchara
[albañil principiante]… Si el edificio fuera a inaugurarse en octubre, ya
debería estar en la fase de acabado o puesta en marcha… A ese
ritmo, y tirando por lo bajo, requerirá un año más de trabajos".
Falta de
pagos, causa del retraso
Del dicharachero popular:
"Cuando hay platanitos, el mono brinca", o sea, que cuando la paga es
buena, la gente trabaja. Y, en los bajos salarios y estímulos radica el
principal problema de los atrasos de la restauración de la Manzana de Gómez.
La UCM empleó un número
importantes de soldados del Servicio Militar General (SMG) para las primeras labores de demolición y acarreo de
escombros. Pero con los avances constructivos se ha visto obligada a contratar
mano de obra calificada en las especialidades de albañilería, electricidad,
plomería y otros, a quienes pagaría, según contrato, un monto cercano a los 500
CUP mensuales, más un estimulo que pudiera llegar a los 80 CUC.
Aunque los soldados del SMG
están sujetos a la disciplina militar, se les estimula en moneda nacional y, de
no estar conformes, están obligados a cumplir órdenes. Pero en el caso de los
operarios (trabajadores civiles) —según fuentes que solicitaron el anonimato—
hay innumerables quejas por incumplimientos de contratos y desde finales del
2015 se ha producido un éxodo de centenares de trabajadores calificados, a
consecuencia del no pago de la estimulación de 80 CUC por parte de la
BBI. Tampoco la UCM paga el total de los 500 CUP pactados como sueldo, ni
las condiciones anormales, ni la nocturnidad, luego de que fueran establecidos
dos turnos de trabajo.
Los trabajadores
seleccionados —en su mayoría provincianos que fueron investigados por sabuesos
de la Contra Inteligencia Militar (CIM)— han sido albergados en centros con
magníficas condiciones habitacionales, entre las que se destacan la buena
comida y el aire acondicionado. También se les provee y exige utilizar los
medios de protección para realizar sus labores. Condiciones estas que las
constructoras extranjeras tienen que garantizar, so pena de ser multadas.
Lo chocante es que la
constructora francesa BBI —acorde a informaciones halladas en internet— durante
sus labores constructivas en Qatar pagaba inicialmente a los braseros
reclutados un monto mensual de 8.000 riyales cataríes (unos 2.200 USD al cambio
actual), con tendencia al aumento. Sin embargo, la mediación del Estado cubano
en las licitaciones con empresas extranjeras reduce el salario o estimulación
de los obreros nacionales al equivalente de 80 USD.
El éxodo de trabajadores
civiles subordinados a militares no es problema único y exclusivo de la
restauración de la Manzana de Gómez. Esta inconformidad ha hecho metástasis en
otras instituciones como la ECUSE (empresa constructora de la corporación
CIMEX), donde un grupo considerable de especialistas han solicitado sus bajas
para laborar como cuentapropistas en las cooperativas de prestaciones de
servicios, adonde reciben mejores remuneraciones. Desde entonces, las cadenas
de tiendas en divisas controladas por los militares (TRD Caribe y CIMEX),
tienen que contratar trabajadores cuentapropistas para las remodelaciones
y mantenimientos de sus establecimientos.
Los trabajadores civiles de
las FAR tienen que someterse a fuertes exigencias, bajas remuneraciones y están
desprotegidos, incluso por el sindicato que les representa, que está
subordinado verticalmente a la línea de mando.
El estatus de los militares,
a quienes el Estado les beneficia con viviendas, transporte, clubes
recreativos, altos salarios y efectos electrodomésticos a precios hasta 30
veces inferiores a los costos que tienen que pagar los cubanos de a pie, hace
que los trabajadores civiles de las FAR se sientan discriminados y movidos a
abandonar sus empleos, para rocambolescamente finalizar trabajando en el sector
particular.
Publicado originalmente en diariodecuba.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario