Ayúdame a mirar como Tu, Señor:
interesados, duros y
excesivamente crueles.
A observar, no tanto los aspectos negativos,
cuanto la bondad y lo noble de los que me rodean.
A no conspirar ni levantar castillos
en las ruinas sufrientes de tantos hermanos.
A no señalar defectos e historias pasadas
que, entre otras cosas,
sólo sirven para causar sensación o daño
A ser prudente, como Tu lo fuiste
con aquella mujer, que adulterada en su vida,
comenzó otra vida nueva
ante tu forma de mirarle y corregirle.
A ver el lado bueno de las personas.
A no recrearme con el sufrimiento ajeno.
A no ser altavoz de calumnias y mentiras.
A ser humano y no jugar a ser juez
A no manipular ni airear
las cruces de las personas que las soportan.
A no enjuiciar ni condenar
los defectos de tantos próximos a mi vida.
A no hacer estandarte ni burla
de los que están hundidos en sus miserias.
Ayúdame a mirar como Tu, Señor,
para que frente a la mentira, reine la verdad,
para que frente a la condena, brille tu misericordia,
para que frente a la burla, salga la comprensión,
Para que frente a la humillación, despunte la bondad.
Javier Leoz, betania.esReflexión para el 5º Domingo de Cuaresma
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