Con el jan y cuje
de Roberto Luque Escalona
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Hay sujetos tan, pero tan caretudos, que son capaces de comparar la entrada
ilegal de miles de menores centroamericanos con la Operación Pedro Pan. Los
niños y adolescentes cubanos entraron aquí legalmente, con permiso de las
autoridades americanas. No violaron ninguna ley.
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El fútbol, que genera violencia entre los aficionados como ningún otro deporte,
a veces también genera estupidez. U odio disfrazado de ella. Por ejemplo, la
propuesta de cambiarle el nombre al aeropuerto de Washington, para que se llame
Tim Howard en lugar de Ronald Reagan, más que una muestra de admiración por el
magnífico portero es una demostración de odio izquierdista contra el gran
Presidente.
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La guerra de Irak es una herida que no cicatriza… en el cuerpo de la izquierda.
A diferencia de la Guerra de los Demócratas (por supuesto, la de Vietnam),
iniciada por el demócrata Kennedy, llevada a su máxima expresión por el
demócrata Lyndon Johnson y saboteada por turbas demócratas cuando Nixon asumió
la Presidencia, cuyo saldo fueron 55,000 americanos muertos y el
comunismo victorioso en ese paisito de porquería, la guerra de Irak nos costó
4,000 muertos, se derrocó a un tirano asesino que previamente había iniciado
dos guerras, y para el 2008 ninguna fuerza militar se enfrentaba ya a nuestras
tropas. ¿El terrorismo? Eso es un asunto policial, no militar. ¿Y las armas
químicas que no aparecieron? Los desvergonzados plumíferos de la izquierda no
mencionan jamás que esas armas fueron usadas por Saddam Hussein contra los
kurdos, que el tirano jugó a los escondidos durante meses con los inspectores
de la ONU (hoy no pueden inspeccionar aquí; vengan la semana que viene), que en
Siria aparecieron armas químicas y nadie sabe de dónde salieron.
*** El error de Bush fue pretender
implantar una democracia en un país musulmán, lo cual es absolutamente
imposible. Ni siquiera el comunismo o el nazismo han sido tan
totalitarios como el islam. Con el agravante de que Irak no es una nación, sino
un territorio poblado por tres grupos humanos que se odian a muerte entre sí.
Irak no es más que un invento absurdo del Imperio Británico, un reino ficticio
creado para Faysal, el amigo de Lawrence of Arabia, que pudo gobernarlo hasta
su muerte, pero cuyo hijo y heredero fue asesinado por el primero de los
dictadores militares que gobernarían la antigua Mesopotamia; el último sería
Saddam Hussein. Quizás Bush pensó que si la democracia pudo ser impuesta en
Japón, que jamás la había conocido, la experiencia podía repetirse en Irak. No
tomó en cuenta la superioridad de los japoneses sobre los árabes, que la
supuesta igualdad entre las naciones es pura escatofagia.
Reproducido
de libreonline.com
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