Cuentan que a los 7 años,
Teresa convenció a su hermano Rodrigo para que se fugase con ella de casa y se
fueran a tierra de moros, buscando el martirio. La fracasada intentona da
muestra de la religiosidad que marcó su infancia y también de su carácter
enérgico y su fuerte voluntad. Su siguiente fuga no se quedaría en intento. En
1535, ante la negativa de su padre para concederle el permiso paterno para
ingresar en el convento de las carmelitas de la Encarnación, se iría de casa
para tomar los hábitos y hacer los votos. No sin pena, como ella misma relató:
«Aquel día, al abandonar mi hogar sentía tan terrible angustia, que llegué a
pensar que la agonía y la muerte no podían ser peores de lo que experimentaba
yo en aquel momento. El amor de Dios no era suficientemente grande en mí para
ahogar el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos». Teresa tenía 20 años.
Esta serie se enriquece con los dibujos de Nancy Olaya Monsalve
Esta serie se enriquece con los dibujos de Nancy Olaya Monsalve
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