Hospitales británicos queman cuerpos de bebés abortados como basura para calentar instalaciones
Londrés,
24 Mar. 14 / 04:25 pm (ACI/EWTN Noticias).- Los cuerpos de miles de
bebés que murieron en abortos espontáneos fueron incinerados como desechos
clínicos y muchos incluso utilizados como combustible biológico para calentar
hospitales en Gran Bretaña, según un reportaje del programa televisivo
Dispatches de Channel 4.
La
presentadora Amanda Holden -conocida jurado del reality Britain-'s Got Talent-
participó en un reportaje sobre lo que ocurre con los restos de los bebés que
mueren antes del parto.
Según
el reportaje de la señal británica Channel 4, diez centros del Sistema Nacional
de Salud (NHS) británico admitieron haber quemado los restos fetales junto a la
basura de los hospitales, y dos hospitales utilizaron los cuerpos de los
no nacidos en plantas de conversión de residuos en energía para abastecer de
calefacción a sus locales.
Ante el
anuncio de la difusión de este documental, el Departamento de Salud británico
emitió una prohibición inmediata sobre esta práctica que el ministro de salud
Dan Poulter ha considerado "totalmente inaceptable".
Según
la investigación, al menos 15.500 restos fetales fueron incinerados por 27
organismos del NHS en los últimos dos años. El reportaje también denuncia que
los padres que sufren la pérdida de un hijo por un aborto espontáneo en las primeras fases del embarazo
son tratados a menudo sin compasión y no fueron consultados sobre lo que
querían hacer con los restos mortales de sus hijos.
El
hospital Addenbrooke de Cambridge, uno de los más importantes del país,
incineró los restos de 797 bebés de menos de 13 semanas de gestación en su
propia planta de conversión de residuos. A las madres les dijeron los restos de
sus hijos habían sido "cremados".
Lo
mismo ocurrió en el hospital de Ipswich, donde una instalación de conversión de
residuos en energía operada por un contratista privado, incineró 1.101 restos
fetales entre 2011 y 2013. Estos restos fueron traídos de otro hospital.
El primer pecado es abortarlos.
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