Tagore
Marlene María Pérez Mateo
En 1913
le fue otorgado al escritor indio Rabindranan Tagore (1861-1941) el Premio
Nobel en Literatura.
Fue
Tagore un enamorado de las letras desde muy temprana edad. A sus 20 años ya
contaba con dos libros “Mis días de infancia” y “ Cartas de un viajero por
Europa”. Ambos recorren su vida, no exactamente desde el punto de vista
cronológico sino mas bien evocatorio de las atmósferas que envolvieron su vida
de niñez primero y luego como extranjero.
Pocos lustros después escribe y publica
“Ofrenda Lírica”. Es esta quizás su obra mas conocida. La prosa poética de esta
obra fue en lo personal lo que marcó mi cercanía y conocimiento sobre este
autor, lejano y a su vez próximo. Las estrofas de Ofrenda Lírica acompañan no
pocas ilustraciones de láminas de un sin número de publicaciones y poster.
Tagore,
aunque fue un hombre profundamente arraigado a su credo religioso, lleva a su
pluma un mensaje muy suyo y a la vez universal de todo ser humano. Estos poemas
nacieron en su vida luego de inmensas pérdidas afectivas personales. Una exquisita sensibilidad sin
ligerezas impregnan las páginas y traducen un misticismo sencillo y mesurado.
Tagore
publicó posteriormente La nueva luna, Nostalgia, El niño y tránsito, entre
otras. Casi todos sus libros fueron traducidos al español por Juan Ramón Jiménez
y su primera esposa.
Tagore
escribió sobre filosofía, religión y drama.
Marlene
Maria Perez Mateo
Noviembre
14, 2013
Si acaso piensas en mí,
te cantaré cuando el anochecer lluvioso...
Si acaso piensas en mí,
te cantaré cuando el anochecer
lluvioso
suelta sus sombras por el río, arrastrando, lento, su luz vaga hacia el ocaso;
cuando lo que queda del día es ya
suelta sus sombras por el río, arrastrando, lento, su luz vaga hacia el ocaso;
cuando lo que queda del día es ya
demasiado poco para trabajar o jugar.
Te sentarás sola en el balcón que da al Sur,
Te sentarás sola en el balcón que da al Sur,
y yo me pondré a cantarte
en el cuarto oscuro. El olor de las hojas mojadas entrará por la ventana,
en el crepúsculo creciente,
en el cuarto oscuro. El olor de las hojas mojadas entrará por la ventana,
en el crepúsculo creciente,
y los vientos tormentosos
clamorearán en los cocoteros.
Traerán la lámpara encendida al cuarto,
clamorearán en los cocoteros.
Traerán la lámpara encendida al cuarto,
y entonces me iré yo. Y tú, quizá,
entonces, escucharás la noche,
y oirás mi canción cuando esté yo callado.
y oirás mi canción cuando esté yo callado.
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