2 de septiembre de 2012

REFLEXIÓN DEL DOMINGO



- Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, 
como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios, 
pero su corazón está lejos de mí…”  
Mc. 7

 Jesús conocía bien a la gente de su tiempo y, por extensión, a la gente de todos los tiempos. A los fariseos y escribas del tiempo de Jesús la pureza ritual y el cumplimiento estricto de la tradición les servía fácilmente para tapar la mezquindad de su corazón.

Con ritos, rezos, ayunos y sacrificios, tranquilizaban su conciencia, aunque su corazón permaneciera cerrado al perdón, a la misericordia y al amor de Dios y del prójimo.

Hoy a muchos cristianos de nuestro tiempo nos pasa lo mismo: podemos seguir siendo egoístas, tacaños, inmisericordes, siempre que, eso sí, nos mantengamos fieles a ritos, normas y cumplimientos que nos impone la tradición religiosa en la que nos han educado.

Gabriel González del Estal
betania.es

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