- Bien profetizó
Isaías de vosotros, hipócritas,
como está escrito:
como está escrito:
“Este pueblo me
honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí…”
Mc. 7
Jesús
conocía bien a la gente de su tiempo y, por extensión, a la gente de todos los
tiempos. A los fariseos y escribas del tiempo de Jesús la pureza ritual y el
cumplimiento estricto de la tradición les servía fácilmente para tapar la
mezquindad de su corazón.
Con
ritos, rezos, ayunos y sacrificios, tranquilizaban su conciencia, aunque su
corazón permaneciera cerrado al perdón, a la misericordia y al amor de Dios y
del prójimo.
Hoy
a muchos cristianos de nuestro tiempo nos pasa lo mismo: podemos seguir siendo
egoístas, tacaños, inmisericordes, siempre que, eso sí, nos mantengamos fieles
a ritos, normas y cumplimientos que nos impone la tradición religiosa en la que
nos han educado.
Gabriel
González del Estal
betania.es
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