23 de diciembre de 2012

REFLEXIÓN



 ...Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo voz en grito:
--¡Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
En cuanto tu saludo llegó a mis oídos,
 la criatura saltó de alegría en mi vientre.
¡Dichosa tú que has creído!,
 porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Lucas, 1, 39-45

Danos tu fe, María,
para que Dios nazca en nosotros  
y sea nuestro corazón
una cálida cuna
donde Jesús encuentre cobijo y consuelo.


 Para que podamos también hambrear 
el manjar de Amor que se sirve en Belén.
Para que no vacilemos ni en el amor ni en la fe.

Para que el Niño 
que quiere salir de tus entrañas 
encuentre aquí y ahora
hermanos que le amen, le ayuden y le sigan

Danos tu fe, María.
Sólo así podremos vivir, celebrar,
cantar y festejar el encanto de la Navidad.
Sólo así, en este Año Santo de la Fe,
podremos conocer, sentir, vivir,
amar, testimoniar y celebrar
al DIOS que viene pequeño por Navidad.

Javier Leoz, betania.es

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