CONTRADICCIONES
DE LA VIDA
Elsa M. Rodríguez
-Las fiestas de Navidades,
Año Nuevo y Reyes son para mí las más bonitas del año, ¿no te parece, mi amor?-
El estaba sentado en el salón mirando la televisión ya que en esos momentos
estaban mostrando un despliegue de casas y calles adornadas con luces, muñecos,
arbolitos, nacimientos y todo tipo de artilugio propio de las fechas en las que
se encontraban. Era víspera de Nochebuena y como siempre toda la familia se
reuniría para celebrar esa noche que siempre ha sido el símbolo de la unión
familiar.
Su mujer desde la cocina,
donde preparaba los frijoles negros, que era la parte de los platillos que
disfrutarían la noche siguiente y que como todos consideraban que ella les daba
un toque especial, era lo que todos los años le tocaba hacer como su aporte a
la celebración. Otros traerían el lechón asado, el arroz lo hacía la mamá dueña
de la casa donde se reunirían así como la ensalada, también habría gallinita
guinea que al tío le gustaba tenerlas en Navidad porque le recordaban a Cuba
donde era tradicional en su casa. Otros traerían vinos y licores, otros los
turrones, y otros dulces que les gustaba comer ese día como la clásica torreja
que era algo que siempre ponía en su mesa la abuela que ya no estaba con ellos.
-Sí, definitivamente son
unas fechas muy bonitas y muy familiares- seguía diciendo él desde su sofá.
Su esposa dejó por un
momento lo que hacía en la cocina y le preguntó:-¿De verdad lo crees así?-,
-Desde luego, no hay más que ver la alegría que hay en las calles y toda la
gente comprando sus regalos para el día 25 y preparando su celebración de
Nochebuena-. –Entonces ¿porqué yo no me siento tan feliz, será porque estamos
solos tú y yo, porque no tenemos hijos ni nietos a quienes presentarles una
mesa de Nochebuena y ofrecerle unos regalos por Navidad?
-Bueno, mujer, yo se que
siempre en estas fechas te da por pensar lo mismo. Es cierto no tenemos hijos,
y muchos pensarán que lo hicimos por egoísmo juvenil cuando al principio de
nuestro matrimonio pudimos tenerlos, pero tú sabes bien que no podíamos correr
ese riesgo, estábamos aquí en un país que no es el nuestro, nuestra situación
no estaba muy clara ya que como yo no soy cubano no podía acogerme a esa ley
que les protege a ustedes los cubanos y que aunque no hubiesen nacido aquí,
pueden quedarse en el país y llegar a ser residentes legales y luego hacerse
ciudadanos.
-Si, lo sé pero es que total
al final ya somos ciudadanos, estamos en el mismo país y estamos solos-, se
lamentaba la mujer a la que poco le faltaba para echar unas lagrimitas.
-No, nos tenemos el uno al
otro, además nosotros no queríamos traer un hijo al mundo sin estar seguros de
que podíamos darle un futuro seguro y sin problemas.
-Si, pero fíjate hoy todos
se reúnen con sus hijos y nietos y nosotros tenemos que depender de que la
familia se acuerde de que existimos y nos inviten a pasar la Nochebuena con
ellos.
–Te olvidas de algo, aunque
nosotros no tenemos hijos, hay quienes teniéndolos hoy no pueden estar con
ellos, recuerda el hijo de tu hermano que murió tan joven y de tu amiga que
está aquí pero tiene a toda su familia en Cuba, además no solamente son
problemas de personas allegadas a nosotros, también este año hay una veintena
de familias en este país que no podrán disfrutar de la alegría de estas
fiestas, porque un loco que su madre había traído al mundo, posiblemente llena
de ilusiones, no solamente la mató a ella sino que mató también a un montón de
niños y otros adultos en esa escuela del Norte.
-Sí, tienes razón, puede que
hayamos sido egoístas desde el punto de vista de no haber traído hijos al
mundo, o que lo seamos ahora pensando que estamos solos, cuando en realidad
traer hijos al mundo no se hace para que nos cuiden y nos den compañía en
nuestra vejez, porque ellos también tendrían que vivir su vida.
-Claro, mujer, alegra esa
cara y disfruta la compañía de la familia que aún nos queda y oremos por los
menos afortunados que nosotros que tuvieron hijos, para perderlos después. Como
ves, la vida toda es una contradicción.
Elsa
M. Rodríguez,
Hialeah
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