El Greco, Galería Nacional de Londres |
El Señor expulsa a los mercaderes
...Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-- Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
Juan, 2, 13...
Que no me aproveche, Señor,
de tus soportales sagrados para vivir
cómodamente
anunciando que creo en Ti pero sin vivir
en Ti.
Que no me aproveche, Señor,
de tu clemencia, siempre constante y
oportuna;
de la buena voluntad de los que creen,
permaneciendo en la sombra de tus atrios
santos
sin indicarles el camino que conduce
hacia Ti.
Que no sea, Señor, tropiezo ante el que
te busca.
Que no sea, Señor, egoísta en mi
servicio,
ni busque, entregándome y siguiéndote,
otra cosa que no sea el brindarme por Ti
y para Ti.
Que no me aproveche, Señor,
de tus caminos, para buscar sólo mi
senda;
de tus moradas, para convertirlas en mi
casa;
de tu silencio, para cargarlo con mis
ruidos;
de tu suelo, para profanarlo inútilmente
con mis ideas.
Que no me proveche, Señor,
de los que quieren llegar a Ti,
de los que peregrinan hacia Ti
vendiéndoles signos contrarios a tu presencia.
De los que quieren hablarte y rezarte,
confundiéndoles con mi voz o con mis
gritos.
Que no me aproveche, Señor,
y que sepa amar, respetar y cuidar
los aledaños que conducen a tus brazos
de Padre,
a tu Palabra de amigo, a tu voz con y en
el Espíritu.
Javier Leoz, Betania.es
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