Nuestra Señora de Guadalupe
Tepeyac es un cerro ubicado al norte de la ciudad de México. Allí se alza el santuario mariano más visitado del mundo, superando en visitas a Lourdes y Fátima: el Santuario de la Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de México y Emperatriz de América. Cada año 20 millones de fieles se acercan a la venerada imagen para expresar a la Madre del Cielo el testimonio de su cariño y veneración. El día de la fiesta, el doce de diciembre, se calcula que casi tres millones de personas acuden al santuario.
La antigua basílica |
En la actualidad la imagen milagrosa está en la nueva basílica construida junto a la antigua que se ha hundido notablemente. Los fieles pueden contemplar el cuadro desde una estera móvil que a sus pies se desliza para movilizar a los fieles y dar cabida a las multitudes que desean venerarla.
La Basílica nueva tiene forma redonda simbolizando la tienda que albergaba el Arca de la Alianza en su marcha por el desierto; las lámparas interiores que cuelgan del techo recuerdan la nube que guiaba al pueblo de Dios día a día, y la refulgente pared de oro que sostiene el cuadro representa la columna de fuego y luz que indicaba el camino durante la noche.
La Basilica nueva |
Como prueba de su visita, la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en el ayate de su siervo.
En efecto, la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en un tosco tejido hecho con fibras de maguey, un ayate usado por los indios para acarrear cosas, y no de una tilma, que usualmente era de tejido más fino de algodón. La trama del ayate es tan burda y sencilla, que se puede ver claramente a través de ella, y la fibra del maguey es un material tan inadecuado que ningún pintor lo hubiera escogido para pintar sobre él.
Durante las cuatro apariciones con las que la Virgen se comunicó con Juan Diego, le hablaba en su propia lengua, el náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope", un sustantivo compuesto formado por "coatl", serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió como "la que aplasta la serpiente”. Este vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe", relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340 en Cáceres, en la región de Extremadura. En España existían dos advocaciones a la Virgen de Guadalupe, en Cáceres y en La Gomera, Islas Canarias. Sin embargo la Guadalupe mexicana es original.
La Virgen de Guadalupe dio al indio Juan Diego un delicado trato de nobleza elevando proféticamente la condición de todo su pueblo. Al mismo tiempo, La Virgen trajo reconciliación y no división entre los nativos y los españoles. Les ayudó a ambos a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie sino un don de amor para todos. Al presentarse como mujer nativa, quiso enseñar que el regalo de la fe es para todos sin distinción.
Editado de http://www.corazones.org/
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