15 de enero de 2019

MARÍA, MADRE, PRESENCIA Y SÍMBOLO (I)



María, Madre, presencia y símbolo  (1)

Rogelio Zelada

Sorprende comprobar cómo la devoción popular mariana ha sido el cauce providencial que ha alimentado, mantenido  y enriquecido la Fe del pueblo creyente latinoamericano.

Pequeñas imágenes, lienzos extraordinarios, tallas en madera o piedras siempre ligadas a la historia de nuestras naciones, con testigos privilegiados entre los mas pobres, indios, mestizos, negros, o gente escogida para, en el momento preciso, ser puente entre  la tradición y la Fe.  Halladas en un marco de enorme cariño popular, las advocaciones marianas son el legado de riqueza espiritual, de fiesta de corazón, de identidad nacional que debemos de mantener, conservar y celebrar.

En cada trozo del continente latinoamericano la experiencia mariana tejió un rico  tapiz de afecto, raíces y trato del corazón, que ha dejado  una muy profunda huella en lo que somos.

México
Fray Juan de Zamárraga se ha quedado sin palabras. Las mas frescas y hermosas rosas de Castilla que han caído al suelo parecen encender la imagen que resplandece sobre el ayate  que aquel indio terco y porfiado ha desplegado en su presencia.  Aquel prodigio guadalupano  inició una extraordinaria historia de amor entre la Madre de Dios y un pueblo empobrecido, dominado y deprimido que encontró en la Virgen de Guadalupe el camino hacia su identidad y dignidad.

Argentina
En Luján, una carreta no quiere cruzar el río. Los bueyes han clavado sus pezuñas en el barro de la orilla, sin moverse. Una carga que llevaba en el rústico carro era la causa. La pequeña imagen de la Inmaculada, labrada y policromada en simple barro, quiso quedarse en ese lugar para ser reina del corazón del pueblo argentino.

Bolivia
Hecha de pasta de maguey y estuco, en su rostro asoman los rasgos de los indígenas  lo mismo que sus vestiduras evocan los antiguos atavíos de las princesas incas. Entronizada en 1583, en una pobrísima iglesia de adobe, la Coyeta, como la llaman los quechuas, es decir, Nuestra Señora de Copacabana, es la reina del pueblo boliviano.

Brasil
Una mala pesca y un importante compromiso han llevado a tres pobres pescadores a faenar en el río Paraiba. Nada han conseguido, pero enredada en las redes aparece una cabeza de la Madre Inmaculada. Mucho mas lejos recogen también el cuerpo, y entonces la pesca se hace desmesurada, incontenible.  La imagen, del siglo XVI,  que había permanecido tantos años sumergida en el agua del río, perdió su policromía original y aparece ahora de un brillante color negro. Ella, Nuestra Señora Aparecida, es la madre indiscutible del pueblo brasileño.

Chile
En 1817 el general José de San Martín coloca su bastón de mando en las manos de una hermosa imagen de la Virgen del Carmen, a la que proclama Patrona y Generala del ejército de los Andes, y en la víspera de la batalla de Chacabuco promete levantar un templo a la santísima Virgen allí donde fuera firmada la libertad de Chile. La Virgen del Carmen del Maipú es la celestial patrona de Chile desde 1923.

Colombia
Una muy deteriorada pintura de la Virgen del Rosario fue a parar a una hacienda, donde una piadosa sevillana la colocó en la capilla del lugar.  Casi nada se podía apreciar de lo que había sido pintado en aquella rústica tela de algodón. El 26 de diciembre de 1586, un inusitado resplandor llenó por completo el pequeño templo y aquel cuadro apareció  prodigiosamente  restaurado, no sólo en el color, sino también en los agujeros que sufría la tela. Los colombianos tienen por patrona y madre protectora a Nuestra Señora de Chiquinquirá, “La Chinita”, como la llama el cariño del pueblo.

Costa Rica
En Cartago, Juana Pereira, una pobre mestiza, sale al amanecer a buscar  leña al bosque vecino. En lugar de madera encuentra sobre una roca una pequeña imagen de la Virgen María, que la india aprieta contra su corazón mientras la lleva a su humilde choza; pero la imagen vuelve hasta cinco veces al mismo lugar del hallazgo y convence así a todos de que en ese sitio elegido por ella deben erigirle un templo.  El hallazgo sucedió el día que la Iglesia celebra la festividad de la Virgen de los Ángeles, y por eso ella es patrona del pueblo costarricense.

Cuba
A la costa norte de la parte oriental de Cuba se encaminan tres trabajadores en busca de la valiosa sal que necesitan. Una tormenta los detiene justo en la orilla del mar, pero al amanecer logran zarpar hacia las salinas. Entre los vestigios de la tormenta descubren un bulto blanco, que primero confunden con un ave o con una pequeña niña, pero que resulta ser una hermosa y pequeña  imagen de la Madre de Dios.  Asombrados del hallazgo y sobre todo de haber encontrado secas las vestiduras de la imagen, la suben a la canoa  y descubren la inscripción impresa sobre la tabla en que ésta flotaba. “Yo soy la Virgen de la Caridad. Ella, a quien el pueblo llama “Cachita”, es Reina y Señora de Cuba.

República Dominicana
“Tatica, la de Higüey”, como el pueblo dominicano llama a Nuestra Señora de la Altagracia, es una advocación que tiene varias historias sobre su origen; una de ellas cuenta que una jovencita deseaba tener un cuadro de la Virgen que su padre buscó por toda la isla infructuosamente. Mientras éste relataba a un grupo de amigos su pena por llegar a casa con las manos vacías, un anciano que lo escuchaba sacó de su alforja un lienzo enrollado y se lo entregó: “Esto es lo que busca”. Hermosamente pintada allí, suavemente sonreía la imagen de la Virgen de la Altagracia, Protectora Dominicana.

Rogelio Zelada es Director Asociado de la Oficina de Ministerios Laicos
de la Arquidiócesis de Miami, FL.

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