XIV
Del dicho al Hecho
“Tomar las de Villadiego”
Marlene María Pérez
Mateo
Villadiego
es una pequeña ciudad castellana, al oeste de Burgos. Su mención en basto número
de clásicos literarios donde es mencionada le hace acreedora de una connotación
nacida en el Medioevo temprano.
Villadiego sale a colación en “EL Quijote”, “La Celestina”, “El Capitán Ala Triste”,
“Tristana” de Pérez Galdós, “Ni el tío ni el sobrino” de Espronceda, “La
Villana de la Sagua”, de Tirso de Molina, El epistolario de Menéndez Pelayo y
los dibujos animados de Mortadelo y Filemón.
Para
unos su notoriedad procede de haberse encontrado allí la manufactura de
zapatillas de alta calidad y de alforjas muy coloridas ambicionadas por los
viajeros de la época medieval para
travesías bastante azarosas. Existe la versión de ubicarse el cruce en
la referida comarca de caminos muy importantes y confluentes por lo que tomarle
como referencia en el mundo del tráfico y el comercio no era descabellado.
Quizás la razón para la popularidad villariega
nació a raíz de una resolución real dictada por Fernando III el Santo
(1199-1252), donde de manera expresa a los judíos habitantes de dicha ciudad se
les protegía. La posesión de un salvoconducto donde se le acreditara a un
sefardí de ser habitante de Villadiego brindaba amparo seguro a sus portadores,
so pena a quien le agrediera o molestara de alguna manera.
Una manera distintiva para ser rápidamente
identificado como protegido por tal encomienda monárquica, era el uso de unas
calzas o zapatos de color amarillo muy distintivo, atado por unos lazos a la
pierna. Una de las iglesias de la ciudad, la de San Lorenzo, tenía una puerta -aun
existente- que permanecía abierta día y noche en caso de algún hebreo
necesitado de ayuda. Un letrero en la atalaya del templo aun lo recuerda,
llegando a ser conocida como La Iglesia del Asilo.
“Tomar las de Villadiego” ha pasado a
simbolizar tomar un camino hacia un destino donde se encontrara finalmente
abrigo o refugio, o donde se puede estar a salvo. Se le reconoce a dicha localidad
hasta nuestros días como “Ciudad refugio”
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