26 de febrero de 2015

Via Crucis de la mano de Teresa de Jesús

VIA CRUCIS DE LA MANO DE
SANTA TERESA DE JESÚS

INTRODUCCIÓN
SIGNACIÓN Y SALUDO
El presidente:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

MONICIÓN El lector (1):

El camino de la Cruz es el camino de la vida. La Cruz es el centro del misterio de la salvación, del sobreabundante amor de Dios, el cual, amándonos, nos ha entregado su Hijo. Siguiendo a Cristo, recorremos el itinerario del dolor que culmina en alegría, de la crucifixión que prepara la Resurrección, de la muerte que se transforma en vida.
Hagamos este Vía Crucis en comunión con la Iglesia, en la cual se renueva perennemente el martirio de su Maestro y Esposo. La Palabra de Dios, la voz de santa Teresa de Jesús, madre de los Espirituales, la suplica de la Liturgia nos ayudan a vivir la gracia del misterio de la Pasión.

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

El lector (2):
Dice el apóstol san Pedro:

1P 2, 19-21
«Eso es realmente una gracia: que, por consideración a Dios, se soporte el dolor de sufrir injustamente. Porque ¿qué mérito tiene que aguantéis cuando os pegan por portaros mal? En cambio, que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas».

TEXTO DE SANTA TERESA

El lector (3):
Santa Teresa de Jesús, en una de sus cartas, recuerda que:

Carta 194
«No ha de faltar cruz en esta vida, aunque más hagamos, si somos del bando del Crucificado. El verdadero amigo, de quien hemos de hacer cuenta es Dios».
Y en el Libro de su vida escribe: 15, 13
«Es necesario comenzar con determinación de llevar camino de cruz desde el principio, pues el mismo Señor mostró este camino de perfección diciendo: Toma tu cruz y sígueme.
Él es nuestro dechado: no ha de temer quien, por sólo contentarle, siguiere sus consejos».
 
Reflexión

El presidente:

Oremos. Infunde en nosotros, Señor, la sabiduría de la Cruz, que ha iluminado a tus santos, para que 
 nos unamos plenamente a Cristo y colaboremos en la Iglesia por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

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