Frank Calzón
Durante muchos años, el
escritor Robert Ripley se dedicó a coleccionar rarezas e historias extrañas en
su columna que leían millones de lectores alrededor del mundo. Si Ripley aún
viviera seguramente le hubiera dedicado varios de sus artículos a Fidel Castro
y sus locuras y a la "nueva" política hacia Cuba del presidente
Barack Obama.
Ripley seguramente hubiera
mencionado en su columna que en el momento en que el Presidente norteamericano
buscaba una forma de quitar al gobierno cubano de la lista de países que apoyan
al terrorismo internacional, el Buró Federal de Investigaciones ofrecía un
millón de dólares a la persona que facilitase información sobre una terrorista
norteamericana que fue condenada por asesinar a un oficial de la Patrulla de
Carreteras de Nueva Jersey. Aunque usted no lo crea, Joanne Chesimard, después
de haber sido condenada a cadena perpetua, escapó de la cárcel y ha vivido en
Cuba por muchos años recibiendo la hospitalidad oficial.
Aunque hay millones de
norteamericanos que no se han enterado y que al decírselo no lo puedan creer,
hace dos años el régimen castrista fue sorprendido infraganti cuando trataba de
pasar de contrabando, a través del Canal de Panamá, dos aviones de guerra,
misiles y otros armamentos mortíferos bajo toneladas de azúcar en un barco de
carga norcoreano que regresaba a su país. El contrabando violaba las sanciones
de Naciones Unidas que prohíben el envío de armas al déspota norcoreano.
Las Naciones Unidas
condenaron el crimen, pero aunque usted no lo crea el presidente Obama no le
dio mucha importancia al asunto, y aparentemente no fue objeto de mucha
atención durante las negociaciones entre la democracia norteamericana y la
satrapía castrista.
Obama está convencido de que
el embargo comercial contra los Castro ha fracasado y quiere reemplazarlo con
la política europea, que se ha mantenido por más de medio siglo, de comercio
irrestricto, préstamos, ayuda para el desarrollo, y millones de turistas.
Los europeos, canadienses y
japoneses han fracasado porque ni los turistas, ni el comercio, ni las
relaciones diplomáticas han llevado el respeto a los derechos humanos en la
isla y por el contrario han subvencionado la represión de los cubanos y las operaciones
militares castristas alrededor del mundo.
Es difícil de creer, pero
esa es la nueva política, política fracasada, que la Casa Blanca y algunos
hombres de negocios del sur de la Florida que quieren contratar a obreros
cubanos por veinte dólares al mes, a la que quieren condenar al pueblo cubano.
Los europeos no han
conseguido nada. Cuba no tiene elecciones libres, ni libre empresa, ni un
estado de derecho, ni libertad de expresión ni de la prensa, ni respeto a los
derechos humanos. Lo que tiene son presos políticos, racionamiento de
alimentos, y una pasión por exportar revolución y refugiados.
Si se aplicaran la lógica
del presidente Obama a las políticas europeas, japonesas y canadienses hacia
Cuba, habría que llegar a la conclusión de que después de más de medio siglo es
hora de descartarlas por una nueva política.
Lo que falta y ha faltado en la política internacional vis-à-vis Cuba
son condiciones: "Haremos esto, si usted hace aquello". El general
Raúl Castro quiere préstamos, turistas, acceso al Banco Mundial, pero
manteniendo la represión interna, su alianza con Corea del Norte, las visitas
de barcos espías rusos a la isla y el contingente de policía secreta castrista
que golpea y abusa a los estudiantes venezolanos.
Sin tales condiciones,
"abrir la isla" no da poder al pueblo cubano ni mejora sus vidas; le
da poder a la criminal dinastía castrista.
Si Ripley aún viviera,
seguramente daría a conocer que "aunque usted no lo crea":
▪ El presidente Obama tiene una relación más
amistosa con el régimen hostil de los Castro que con Benjamin Netanyahu, el
primer ministro de Israel, un aliado importante de Estados Unidos.
▪ La terrorista asesina del patrullero de
carreteras de Nueva Jersey se encuentra en la lista del FBI de los 10
Terroristas Más Buscados por Estados Unidos.
▪ La
administración Obama no parece haberle exigido a La Habana que devuelva cientos
de millones de dólares robados en Estados Unidos, producto de un fraude al Medicare
que se encuentran depositados en el Banco Nacional de Cuba.
Además, ¿cómo se puede creer
que haya hombres de negocios cubanoamericanos que quieran establecer sus
compañías en Cuba, bajo el mismo
régimen que los persiguió y confiscó sus propiedades, a no ser que busquen
obreros obedientes sin derecho a la huelga?
Y claro, cómo dejar afuera
de esta lista de cosas increíbles a Ubre Blanca, la famosa vaca de Fidel
Castro. Ubre Blanca disfrutaba del aire acondicionado, una dieta especial,
cuidado médico y música clásica y superó todos los récords de producción
lechera. Aunque usted no lo crea, en la búsqueda de récords aún mayores,
contrajo la tuberculosis y al morir fue embalsamada y colocada en una urna de
cristal en un instituto agrícola donde hoy se le puede ver, igual que los
turistas hacen colas en la Plaza Roja para asombrarse ante el cadáver
embalsamado de Lenin.
Frank Calzón es
director ejecutivo del Centro Para Cuba Libre en Washington, D.C.
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