14 de marzo de 2014

Christine Granville, de los servicios secretos británicos en la II Guerra Mundial



CHRISTINE GRANVILLE


Christine Granville, nombre de guerra de la condesa polaca Krystyna Skarbek, fue para muchos la mejor agente de los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los personajes más arrebatadoramente románticos de la época.

Reclutada por el célebre Special Operations Executive (SOE), la agencia creada en 1940 por Churchill para organizar acciones de subversión y sabotaje contra los nazis, Christine saltó sin temor en paracaídas en numerosas ocasiones, atravesó los montes Tatra esquiando para infiltrarse en Polonia, organizó grupos de resistencia por toda Francia y combatió codo con codo con los maquis; no dudó en sobornar a militares, lideró equipos de sabotaje y de fugas, y burló varias veces a la temida Gestapo, arrebatando de las mismísimas fauces de la muerte a algunos de sus camaradas.

Una de sus mayores proezas tuvo lugar en agosto de 1944. Un día de dicho mes, el comandante alemán Fritz Harlan, jefe de prisiones, se sentía satisfecho porque habían dado caza a tres destacados espías: el coronel Cammaerts de Scotland Yard; el capitán Sorensen del servicio secreto estadounidense y el comandante Zane Fielding, detenidos en un control cuando viajaban camuflados en un vehículo de la Cruz Roja. Iban a ser fusilados a las 6.30 del día siguiente y la Resistencia no tenía tiempo de montar un operativo de rescate.

Harlan estaba sumido en sus pensamientos cuando sonó el teléfono y le comunicaron que una extranjera insistía en verle. Se trataba de una guapa muchacha morena que, en un perfecto alemán, dijo venir de Londres y ser sobrina nada menos que del mariscal Bernard Montgomey, que había derrotado a Rommel en El Alamein (Egipto).

Ante la estupefacción de Harlan, a quien aquella situación había provocado la risa, la joven, muy seria, le exigió la inmediata entrega de los tres prisioneros británicos citando sus respectivos nombres. Si aceptaba, su vida sería respetada cuando las tropas aliadas llegasen, afirmando que no tardarían demasiado en hacerlo. ¡Aquello era demasiado! Como única respuesta, el comandante le dijo que estaba loca, pero ella, fría como el hielo, siguió insistiendo y se atrevió incluso a amenazarle: "Si los tres mencionados prisioneros o yo sufrimos el menor daño, todos los alemanes de esta prisión, con usted al frente, serán irremisiblemente ahorcados tan pronto sea ocupado este país".

Su interlocutor no aguantó más la incertidumbre y le preguntó quién era: "Soy una espía inglesa", fue la escueta contestación. Él entonces empezó a encolerizarse pero ella continuaba hablando en el mismo tono severo, con una seguridad pasmosa. Para convencerle de que no mentía, le dio detalles sobre la situación en que se hallaba la guerra en los distintos frentes y que Montgomery estaba ya muy cerca de donde ellos se encontraban. Para acabar, repitió una vez más su ultimátum.

Harlan empezó a mostrarse preocupado, incluso algo asustado. Alemania no estaba en aquellos momentos en una situación fácil y Hitler ya no hablaba de triunfo, sino, simplemente, de resistir. Finalmente, tras once horas reunidos, decidió acompañar a la muchacha a la celda donde se hallaban los tres prisioneros que fueron liberados enseguida. Aquella muchacha tan decidida era Christine, cuya probada sangre fría y sus conocimientos de diez idiomas la convirtieron en una de las piezas más valiosas de los Servicios Especiales.

El padre de Christine era un conde dedicado a criar caballos de carreras y pertenecía a una de las más nobles estirpes polacas. Su madre, que fue asesinada por los nazis, era miembro de una familia de banqueros judíos. Su abuelo fue el padrino de Chopin. Impulsiva en el amor y encantada de ser objeto de la pasión de los hombres, que desataba por doquier con su espíritu libre y su sonrisa traviesa (un colega agente trató de suicidarse por ella lanzándose al Danubio, que por suerte estaba helado), Christine tuvo una vida sentimental agitadísima. A los dieciocho años, la chica se casó con un empresario y a los veintitrés volvió a hacerlo con el escritor, aventurero y ex cowboy Jerzy Gizycki, al que consideraba su Svengali y con el que marchó a vivir a África, con el tiempo acabaron divorciados.
 
Al invadir Polonia los nazis, Christine se puso al servicio del SOE en Gran Bretaña. De misión en Budapest conoció al héroe polaco Andrew Kowerski, al que le faltaba una pierna y que fue el gran amor de su vida, aunque lo alternó con otros romances como el torrencial con el joven conde Ledochowski. Con Koweski, alias Kennedy, se dedicó a organizar vías de escape de Polonia y pasando de un lado a otro de las fronteras, en una ocasión consiguió traerse de su país, caminando, un prototipo de fusil antitanque.

Capturada en 1941 por la Gestapo, la resuelta Christine logró que la dejaran libre tras provocarse una hemorragia mordiéndose la lengua para hacer creer a sus captores que padecía tuberculosis. Después de viajar en un desvencijado Opel hasta El Cairo vía Turquia y Siria, Christine fue destinada a Francia.

Con los maquis luchó en la feroz batalla de Vercors contra regimientos alpinos y de las SS, estableció contactos entre la Resistencia y los partisanos italianos de Marcellini y se le atribuye la rendición de la guarnición alemana de Col de Larche. Además de actuar en Francia, Christine también estuvo destinada en Italia, donde un buen día se topó con una patrulla alemana. Cuando le ordenaron levantar las manos, obedeció, pero lo hizo sosteniendo en una de ellas una granada: "¡No se muevan o saltamos todos hechos pedazos!". Gracias a su capacidad de improvisación, ella y su compañero pudieron escapar.

Tras la guerra, Gran Bretaña fue ingrata con su agente que, sin empleo, se vio impelida a sobrevivir como camarera ocasional en bares, hoteles e incluso en un barco. Allí conoció a su asesino. Dennis George Muldowney, camarero y marinero, no aceptó que Christine quisiera alejarse de él, empezó por acosarla y la asesinó brutalmente a cuchilladas en la escalera del hotelito en el que vivía en Kensington.
 
Fuentes:
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Heroinas/guerra/elpepusocdmg/20080106elpdmgrep_6/Tes
http://www.belt.es/noticias/2005/septiembre/01/agente.asp
Reproducido de:
Publicado por Magnolia en http://mujeresdeleyenda.blogspot.de/2010/03/christine-granville.html

13 de marzo de 2014

MENU CUARESMAL


 
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Recetas al alcance de todas y todos

TENER A MANO:
Abrelatas, para abrir corazón endurecido.
Cuchillo, para cortar vicios.
Destapador, para destapar lo atorado en la relaciones familiares.
Colador, para pasar por alto las ofensas y purificar intenciones.
Delantal, para el servicio.

Abstenerse de comer prójimo (chismes, murmuraciones y calumnias)
Quitarle condimento a los desquites.
Evitar consumir altas grasas de egoísmo.
No tomar vinagre, que pone de mal humor.
Lavar bien el corazón para que no se infecte de la cólera.
Evitar el consumo excesivo de picantes, para no "picarse" y decir maldiciones.
Evitar el camarón, porque adormece la conciencia, y "camarón que se duerme se lo lleva la corriente".
No tomar postres congelados que congelen el afecto.
Evitar comer pan de muertos -de envidia.

MENÚ RECOMENDADO:

Como plato fuerte: exquisita caridad para con el prójimo.
Caldo de atención a los desamparados y enfermos.
Ensalada de detalles de afecto para los suyos.
Pan abundante para compartir con el hambriento.
Vino de alegría para convidar a los tristes y desanimados.
Sopa de letras para escribir más seguido a familiares y amigos.
Sopa de zanahoria para ver con buenos ojos a los demás.
Pan bendito para los afligidos , ya que "las penas con pan son menos".

DE POSTRE, SE RECOMIENDA:

Perita en dulce, para ser buena persona.
Yogurt de guayaba, para repetir gestos de perdón.
Naranja dulce y limón partido "dame un abrazo que yo te pido" (abrazar a los seres
queridos, y darles muestras de aprecio verdadero, no de chocolate).

Y no olvides:
"Donde come uno comen dos" y "échale siempre más agua a la sopita".
Comparte tu vida con otras personas.

Finalmente el Chef celestial recomienda sobre todo el alimento espiritual:

"EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE,
TIENE VIDA ETERNA".

Remitido por Joe Noda

12 de marzo de 2014

Televisión hispana: Acento neutro ¿o mexicano?



Televisión hispana 
en EEUU:
Acento neutro
¿o mexicano?

Por Dania Ferro
Diario Las Américas, Miami

Nacer con el don de la actuación. Crecer creyéndote con destreza para interpretar personajes. Demostrar tu disposición para entregarte a tu vocación por completo. Probar la experiencia suficiente. Tener un talento notorio. Conseguir ser el actor más auténtico y reconocido de tu país.

Podrías estar casi seguro que con todo este currículum sería difícil o casi imposible que te rechazaran o te negaran la oportunidad del protagónico en la novela que has estado esperando.

Pero, ¡sorpresa! Hay una condición fundamental y obligatoria impuesta hoy en día por Televisa (la compañía de medios mexicana -privada- más grande en el mundo de habla hispana) y es el acento neutro.

Pero la pregunta es: ¿acento neutro como las películas traducidas al español o acento mexicano formal? Yo diría que la balanza se inclina más por el segundo.

Las grandes televisoras mexicanas han encontrado la excusa perfecta para defender su normativa: necesitamos conquistar la teleaudiencia latina en los Estados Unidos. Pero, ¿será cierto que quieren seducir a los espectadores latinos en general, o sólo están interesados en mantener contentos a un público, que ya tienen garantizado?

Porque según informes del centro Hispano Pew, los mexicanos representan el 64% de la población latina. Se calcula que viven más de 13 millones de mexicanos en este país. Hay más mexicanos que cubanos en toda la isla de Cuba. Son como un país dentro de otro; siguen siendo el grupo hispano con mayor presencia en los Estados Unidos.

¿No será entonces que estos últimos datos sí conforman los pretextos efectivos para que Televisa continúe ofreciéndole el 70% de toda su programación a Univision? ¿No será ésa la verdadera justificación para aplicar el conveniente acento mexicano formal o será que los mexicanos son los únicos que no toleran, no entienden, ni gustan de otras entonaciones?

En la novela mexicana, "Cuidado con el Ángel", mientras a Williams Levy, le exigían hablar con un español neutral, Maite Perroni en su papel de Marichui se dio gusto usando todos esos dichos y modismos mexicanos. Y como ésa, pudiera mencionar otras novelas en las que se les escapan a los actores mexicanos expresiones típicas de su país.

Soy de las que ama todos los acentos en general. Me encantan.
Soy defensora de ellos. Son nuestras tradicionales y pintoresca frases las que nos hacen únicos y diferentes. ¡Es tan lindo que pronunciemos unas palabras y que ya por ellas los demás no tengan ni que preguntar de qué país venimos!

Pero, ¿por qué forzar a que un actor argentino, peruano, cubano, adquiera esa sonoridad mexicana? ¿Por qué restringir la variedad? ¿Por qué encasillarlos y quitarle la frescura a nuestro rico español? ¿Por qué pretender que la inmigración no existe y que todos los personajes viven en México o en Miami? Al ser obligados a hablar como mexicanos siento en ocasiones que los actores no parecen naturales.

En Miami hay actores venezolanos, cubanos, colombianos, argentinos suficientes para conformar un elenco completamente diferente. Esa lista nos salvaría y podríamos sentarnos a disfrutar de caras diferentes. Estamos exhaustos de la temática constante del rico, y la pobre, los hijos perdidos y las villanas malas y envidiosas. Hay actores buenísimos trabajando de cajeros en supermercados y escritores excelentes que no les ofrecen oportunidad.

La mayoría de los actores extranjeros (que no son mexicanos) que vemos por Telemundo o Univisión, siguen siendo unos pocos privilegiados. Estoy segura que en las calles de Miami podríamos encontrar actores con intelecto suficiente, pero “sin padrinos” y sin ser capaces de incorporar en los casting el acento neutro, no habrá posibilidades...

En este invento moderno, del famoso o fastidioso “acento neutro”, habrá muchos actores que se salven, y otros que se fastidien, o queden al campo. No tienes que haber estudiado en la universidad para darte cuenta que los redimidos serán los actores mexicanos, y los perjudicados, todos los demás actores de mundo, que no lo sean.

Si sueñas con triunfar en México lindo y querido como actriz, más te vale que busques recomendación y te integres, siguiendo el ejemplo de esos actores conocidos, a los que no les ha quedado más remedio que someterse, y acostumbrarse a la idea de tener que hablar como uno más, de ese chico país.
 
Y si de cautivar al público se trata, creo que Televisa tendrán que esforzarse más para ganar la sintonía de los que piensen como yo…

11 de marzo de 2014

11-M: Cuando Madrid conoció el silencio




11 de marzo de 2004,
cuando Madrid conoció el silencio


Javier Ors
La Razón,  Madrid.

Lo último que pierde un loco es la capacidad de razonar. El XX ha sido un siglo prolífico en justificaciones racionales de actos irracionales, dando vigencia a aquello que enunció Francisco de Goya de que la razón produce monstruos.

Algunos de los mayores actos criminales de la centuria pasada han estado sustentados por un aparato teórico, por un intento de pasar por el cedazo de la lógica lo que no tenía amparo cabal alguno. No existe ninguna causa o motivo que respalde un asesinato, quitarle lo único que una persona posee: la vida. Y, sin embargo, jamás se han derrochado tantos esfuerzos en conseguirlo.

La historia, la religión, la política o cualquier otra trampa ideológica se han manipulado, tergiversado o dado la vuelta para fomentar odios, orgullos equivocados, prejuicios anacrónicos, rencores generacionales o disparatados choques, como el de Oriente y Occidente. Y todo con una única meta: cargar un arma o detonar una bomba.

Ha ocurrido en todas partes, sin distinción de países o continentes.

Entre las 7:30 y las 7:40 horas, cuatro trenes explotaron en Madrid. Dejaron 191 muertos y 1.858 heridos, demostrando a todos que la violencia es una estrategia equivocada, un camino tapiado que no lleva a ninguna parte. El atentado estuvo dirigido, como en infinitas ocasiones, como el pasado se encarga de recordar, contra la población civil inocente, los trabajadores que esa mañana se levantaron para incorporarse a sus empleos. Lo que encontraron resultó un acontecimiento imprevisto que iba a segar su cotidianeidad, a poner un antes y un después en sus existencias con nombre propio: el 11-M. (Once de marzo).

Diez años después, en la ciudad todavía pervive la cicatriz de una tragedia que afectó a todos. Y es capaz de evocar el ruido de aquellas explosiones, pero, sobre todo, el silencio posterior que se extendió por las calles y las plazas como una bruma invisible que envolvía edificios, manzanas y plazas.

Casi todos los testimonios recuerdan la ausencia de ruido de una ciudad ruidosa, que tiende al jaleo en tráfago diario y nocturno, que tiene en la alegría una de sus señas de identidad. Los que no creen en la democracia y la libertad intentaron quitar la palabra a los que pretenden aniquilar, dejarles sin nada que decir.

Una década después este país no olvida aquel silencio, pero tampoco ha quedado mudo. Y, por supuesto, sigue en democracia y libertad.