La
letrina del Vedado:
el
Monumento a José Miguel Gómez
Ernesto
García Díaz, CUBANET - LA HABANA, Cuba. -En las alturas de la Avenida de los
Presidentes, popularmente conocida como calle G y la calle 29, del populoso
barrio habanero El Vedado, se encuentra el complejo monumental a la memoria de
José Miguel Gómez (JMG), Mayor General del Ejército Libertador, Presidente de
la República de Cuba entre 1909 y 1913 y Líder del Partido Liberal en su época.
El monumento, inaugurado el l8 de mayo
de l936, fue realizado por el escultor italiano Giovanni Nicolini. La obra
exhibe la estatua en bronce de la figura del Mayor General a un tamaño de 3.50
metros, sobre una base de granito rosa proveniente de las canteras de Ravena,
en el noroeste de Italia.
En los costados del mausoleo aparecen
seis figuras que representan las provincias en las que estaba dividida la isla
en ese período, escoltadas por la bandera cubana. En la base se ubican dos
estatuas de mármol que representan fuerza y magnanimidad. El exterior del
monumento se encuentra coronado en sus esquinas por dos grupos escultóricos,
uno de ellos representa la historia y el tiempo, con la libertad en el medio y
en el otro figuran el derecho y la ley, con la paz en el centro.
La fastuosa
obra escultórica ha sido cuestionada y agredida en diferentes épocas, pero los
mayores hechos de agresión, abandono y deterioro, han sucedido en el periodo de
gobierno comunista instaurado hace 55 años en la Isla.
Recientemente, algunos raperos han sido
los más activos, solicitando se desmantele dicho monumento. Los raperos Magia
López y Alexei Rodríguez, del grupo Obsesión, dieron origen a un debate acerca
de la pertinencia (o no) de la estatua de Gómez, al decir de su canción “Nueva
Calle G”:
…“No entiendo
qué hace ese tipo ahí, después de una Revolución que se hizo aquí”. “Hago un
llamado al graffiti cubano. ¡Si no la tumban vamo’ la graffiteamo’! …TÚMBENLO”.
La canción provocó que el monumento
fuera pintado, graffiteado y vandalizado, en detrimento del patrimonio cultural
de la nación.
Sin embargo, intelectuales cubanos
como el arquitecto Mario Coyula, han impedido que la monumental obra sea
desmantelada por el gobierno, que se mantiene expectante a la opinión de los
grupos sociales influyentes. Coyula ha expresado que la historia debe conocerse
como testimonio arquitectónico, histórico y político. También ha dicho que, si
bien como Presidente el controversial José Miguel Gómez fue apodado por el
pueblo el “Tiburón”, ordenó la sangrienta represión de los Independientes de
Color en 1912 y favoreció el desarrollo de la corrupción, también
fue un destacado combatiente de las guerras por la independencia de Cuba en el
siglo XIX.
El eminente arquitecto significó: “La
historia no se puede cambiar, y mucho menos demoler; pero sí interpretar…Para
eso están los ensayos y libros, los debates y polémicas… Si empiezan a bajar
del pedestal a próceres dudosos, ¿dónde detenerse?… Esos mismos monumentos,
incluso los inmerecidos, son parte de una historia. Hay que explicarlos”.
“Esos monumentos deben tener alta
calidad artística, cosa que lamentablemente no se ha podido alcanzar en la
mayoría de los que se han hecho en Cuba en los últimos cuarenta años. Es triste
que el monumento a José Miguel, igual que el de Alejandro Rodríguez, sean mucho
mejores en su valor escultórico y arquitectónico que el de muchos héroes
eternos burdamente homenajeados con muñecones banales y deformes”. Resumiendo:
¡no bajen a nadie, hagan nuevos monumentos mejores a los que se lo merecen!
Si bien durante el mandato de José
Miguel Gómez se hizo muy popular la frase “tiburón se baña…pero salpica”,
aludiendo a la corrupción reinante, los hermanos Castro lo han superado con
creces en esa área, con el agravante de que además han fomentado la destrucción
del patrimonio cultural cubano. Tanto es así, que el monumento al primer presidente
de la República, Don Tomas Estrada Palma, fue vandalizado y de su estatua solo
quedan los zapatos sobre el pedestal.
Al visitar el monumento a José Miguel
Gómez, apenas tres años después de haber sido restaurado, pude comprobar el
deterioro causado por la acción irresponsable de las personas que lo transitan,
que llegan incluso a realizar allí sus necesidades fisiológicas y roban sus
luminarias. Tampoco se iza allí la bandera cubana, y su asta sigue abandonada y
oxidada por la acción del tiempo. Al monumento le han incluso retirado la
protección.
Tristemente es cierto el deterioro del lugar y por razones tan desagradables. Marlene M
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