Un actor y dos actrices
que nos dejan
El sábado murió en Londres, a los 81 años de edad, una de las
grandes miradas azules del cine, un
actor eléctrico peleado con el Oscar y, en algunas fases, con su propia vida.
Peter O’Toole falleció en el hospital
Wellington después de una larga enfermedad, cuatro décadas después de
superar un cáncer de estómago al
que sin duda contribuyó su afición a la bebida.
Después de una fase autodestructiva
que parecía definitiva y que le costó su matrimonio con la actriz Sian
Phillips, logró resucitar su carrera y volver a lo más alto, hasta que el año
pasado anunció su retirada: «El cine me ha proporcionado todo el apoyo
emocional posible por parte del público. También me ha permitido conocer
gente maravillosa y compañeros de profesión inolvidables», dijo en un
comunicado que no cumplió.
Después de participar en casi cien
títulos, trabajó en uno más, que deja sin estrenar, «Katherine
of Alexandria» podrá verse en 2014.
O’Toole nació entre junio y agosto de
1932, parece que en Irlanda, porque no están del todo claras la localidad
exacta ni la fecha. Se sabe que su familia se trasladó a Leeds (Inglaterra), donde su padre,
exfutbolista, trabajó como corredor de apuestas. Cuentan que una monja del colegio intentó corregirle la zurdera. Quizá
por ello abandonó los estudios antes de tiempo.
A los 14 años dejó la escuela para
trabajar como aprendiz en «The
Yorkshire Evening Post», periódico donde hacía toda suerte de encargos
y, a veces, podía iniciarse como reportero. A los 17 años, sin embargo, el
joven Peter se subió a un escenario y descubrió que había una forma aún mejor
de contar historias; si podían ser auténticas o escritas por Shakespeare, tanto mejor. O’Toole dio
vida a tres reyes, dos emperadores, un príncipe, un presidente y varios lores. No
debutó en el cine hasta 1960, a los 28 años, en «Kidnapped», al lado de Peter
Finch. Su única experiencia previa ante las cámaras procedía de la
televisión…
Fue David Lean quien lo lanzó al estrellato en 1963. El intérprete era
casi un desconocido y recibió el papel principal en la superproducción “Lawrence de Arabia”… Parece,
sin embargo, que Marlon Brando y Albert
Finney habían rechazado el personaje inmortal de T. E. Lawrence. No hace
falta añadir que la apuesta salió bien y O’Toole empezó a conocer lo que serían
casi dos décadas prodigiosas…
Por todas ellas y alguna más sería
nominado al Oscar y en cada ocasión saldría derrotado, hasta que recibió el
premio honorífico en 2003, que quiso rechazar porque interpretó que era una
forma de dejarlo «fuera de juego». Con «Venus»,
en 2007, comprobó que aún se acordaban de él, aunque no lo suficiente.
El sábado se apagó para siempre,
aunque si el espectador recupera “Lawrence
de Arabia” comprenderá por qué triunfó una cinta de la que Omar Sharif
dijo: «Era muy cara, sin chicas, sin
nadie que se desnudase, sin acción real y con un montón de árabes vagando por
el desierto durante cuatro horas con sus camellos». Estaba Peter O’Toole.
Lawrence de Arabia fue, en efecto, la
película que en 1962 le colocó
en el mapa, al principio mismo de su carrera cinematográfica, y el actor
debió pasar los cincuenta años subsiguientes −hasta que anunció su retirada oficial en el año 2012- negociando la pesada herencia de
haber quedado marcado para siempre por un personaje complejo, atormentado y neurótico, pero cuyos demonios interiores
no le impidieron cambiar el curso de la Historia.
A la
sombra de este Lawrence, la carrera de Peter O’Toole pareció condenarle a
encarnar… personajes históricos. Así, en el primer tramo de su carrera fue rey en más de una ocasión, dándose la
circunstancia de que repitió monarca con sólo cuatro años de diferencia mediada
la década de los sesenta: fue Enrique II en «Becket», pero también en “El león en invierno”; y los
críticos remarcaron cómo su segundo enriquesegundo era muy diferente,
menos amanerado que el anterior.
La
otra herencia de Lawrence fue la de mostrar su talento para
calzar como un guante el amplio espectro de la psicología desviada. Uno todavía se estremece al recordar
su inquietante oficial nazi en «La
noche de los generales» (1967). Antes había recibido malas críticas por
otro neurótico, el que encarnaba en «Lord Jim» (1964), papel del que el actor
también renegaba pero el tiempo ha demostrado su genuina raigambre conradiana.
Más en
general, O’Toole fue adquiriendo con el tiempo y su mantenido aunque no
renovado (con megataquillazos) estrellato un peso específico que le hacía apto
para personajes más grandes que la vida
misma, como el colérico y rumiante (por su afición a los soliloquios)
director de cine que hacía en uno de sus títulos más populares, “Profesión, el especialista” (1980). Y
el tiempo también, el tiempo vivido, la edad marcada en la cara y los
movimientos, es lo que le da un espesor especial a los papeles en los que hace
de actor, de un actor temperamental, incluso alcohólico, como él mismo, en dos
de sus mejores trabajos: la vieja y decadente star de antaño repescada para la televisión en “Mi año favorito” (1982), y el más
viejo pero menos decadente actor que vive una relación vivificante con una
jovencita en “Venus”, la
película que en 2006 nada menos le valió la última de sus ocho infructuosas
nominaciones para el Oscar.
La actriz
británico-estadounidense Joan Fontaine, ganadora de un Oscar por su papel en
«Sospecha», falleció hoy, 16 de
diciembre, a los 96 años de edad, Un icono del cine de los años 40,
falleció en su casa de Carmel (California) por causas naturales. La actriz fue
candidata tres veces al Óscar a mejor actriz y fue musa de Alfred Hitchcock.
Joan Fontaine, que nació en Tokio
(Japón) en 1917, mantenía una relación de rivalidad con su hermana y también
actriz Olivia de Havilland (“Lo que el viento se llevó”), a la que arrebató el
Óscar de mejor actriz en 1942. Ambas
nunca se llevaron bien, pelearon por papeles protagonistas en Hollywood
y protagonizaron sonados desaíres. Olivia de Havilland, que tiene 97 años, vive
en París.
Joan Fontaine comenzó a labrarse su
fama de actriz en 1937 con un papel junto a Fred Astaire en “Señorita en
Desgracia”, pero fue Hitchcock quien la lanzó al estrellato en su papelde la
atormentada señora Winter en “Rebeca” junto a Laurence Olivier.
Desde entonces, los papeles de mujer
con el corazón roto fueron su territorio y la llevaron a una nueva candidatura
al Óscar por “La ninfa constante”. Fue
también protagonista en la adaptación de Orson Welles del clásico “Jane Eyre”, de Charlotte Bronte.
La actriz, que tiene una estrella en el paseo de la fama de Hollywood, será también
recordada por filmes como “Idilio en septiembre”, “Ivanhoe” o “Carta de una
desconocida”. Su última interpretación fue en 1966 en “Las brujas”. Joan
Fontaine era piloto de avionetas y una experta chef culinaria que se casó y se
divorció en cuatro ocasiones. La actriz
estuvo nominada tres veces al Óscar a mejor actriz.
La estadounidense Eleanor Parker, tres veces candidata al Oscar como mejor
actriz por sus trabajos en “Caged” («Sin
remisión») (1950), “Detective Story” («Brigada 21») (1951) e “Interrupted
Melody” («Melodía interrumpida») (1955), ha fallecido hoy a los 91 años.
La intérprete, presente también en
películas como “The Sound of Music” (Sonrisas y lágrimas, 1965) y “The Man with
the Golden Arm” (“El hombre del brazo de oro, 1955), murió de complicaciones
derivadas de una neumonía en
un centro médico cercano a su residencia en Palm Springs (California).
En “Sin remisión” encarnó a una joven
ingenua de 19 años que se transforma en una convicta reincidente. Guardaba
secretos de alcoba como esposa de Kirk
Douglas en la cinta de William Wyler “Brigada 21”, y se puso en la piel
de la cantante de ópera australiana Marjorie Lawrence en “Melodía interrumpida”,
donde estuvo acompañada de Glenn Ford.
Durante
su carrera de más de 50 años en Hollywood, la oriunda de Ohio destacó como
esposa de Frank Sinatra -en el
papel de un heroinómano- en “El hombre de la mano de oro”, aunque tal vez sea
más recordada por su papel de la
celosa baronesa Elsa Schraeder en el clásico musical “Sonrisas y
lágrimas”, de Robert Wise.
Su
compañero de reparto Christopher
Plummer dijo en un comunicado que Eleanor Parker «es una de las mujeres
más bellas» que ha conocido
en su vida, «como persona y como belleza». «No puedo creer la noticia. Estaba
convencido de que estaba hechizada y que viviría para siempre», sostuvo.
El guionista William Ludwig, ganador
del Óscar por su trabajo en «Melodía interrumpida», escribió en su biografía
que los espectadores iban al cine «no para ver a la señora Parker con distintos
vestidos y sitios, sino para ver a la persona que había creado en la película».
Su habilidad para desaparecer en la
gran pantalla llevó al autor Doug McClelland a escribir un libro sobre ella
llamado “Eleanor Parker: Woman
of a Thousand Faces” («La mujer de las mil caras»).
«No siempre
me reconozco a mí misma cuando me veo en la fotos»,
admitía la actriz en el libro. «Son imágenes que me recuerdan a Ingrid Bergman,
Pat Neal, Myrna Loy, Joan Fontaine y Eleanor Powell en ocasiones. Nunca me
parezco a mí. Francamente, creo que esto es maravilloso. ¿A qué mujer no le
gusta un poco de misterio acerca de sí misma?», añadía.
En su carrera cinematográfica también
destacan filmes como “Fort Bravo” (1953), “Cuando ruge la marabunta” (1954), “Un
rey para cuatro reinas” (1956) o “Millonario de ilusiones” (1959), entre otras.
Eleanor Parker se casó en cuatro
ocasiones y tuvo cuatro hijos. El primer enlace fue con Fred Losee (1943-44), después con el productor Bert Friedlob (1946-53) y más
tarde con el artista Paul Clemens (1954-65).
El amor de su vida fue el ejecutivo Raymond
Hirsch, con quien contrajo matrimonio en 1966. Hirsch falleció en 2001.
Editado de crónicas en abc.es
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