16 de diciembre de 2013

Un actor y dos actrices que nos dejan


Un actor y dos actrices
que nos dejan



El sábado murió en Londres, a los 81 años de edad, una de las grandes miradas azules del cine,  un actor eléctrico peleado con el Oscar y, en algunas fases, con su propia vida. Peter O’Toole falleció en el hospital Wellington después de una larga enfermedad, cuatro décadas después de superar un cáncer de estómago al que sin duda contribuyó su afición a la bebida.

Después de una fase autodestructiva que parecía definitiva y que le costó su matrimonio con la actriz Sian Phillips, logró resucitar su carrera y volver a lo más alto, hasta que el año pasado anunció su retirada:  «El cine me ha proporcionado todo el apoyo emocional posible por parte del público. También me ha permitido conocer gente maravillosa y compañeros de profesión inolvidables», dijo en un comunicado que no cumplió.

Después de participar en casi cien títulos, trabajó en uno más, que deja sin estrenar,  «Katherine of Alexandria» podrá verse en 2014.

O’Toole nació entre junio y agosto de 1932, parece que en Irlanda, porque no están del todo claras la localidad exacta ni la fecha. Se sabe que su familia se trasladó a Leeds (Inglaterra), donde su padre, exfutbolista, trabajó como corredor de apuestas. Cuentan que una monja del colegio intentó corregirle la zurdera. Quizá por ello abandonó los estudios antes de tiempo.

A los 14 años dejó la escuela para trabajar como aprendiz en «The Yorkshire Evening Post», periódico donde hacía toda suerte de encargos y, a veces, podía iniciarse como reportero. A los 17 años, sin embargo, el joven Peter se subió a un escenario y descubrió que había una forma aún mejor de contar historias; si podían ser auténticas o escritas por Shakespeare, tanto mejor. O’Toole dio vida a tres reyes, dos emperadores, un príncipe, un presidente y varios lores. No debutó en el cine hasta 1960, a los 28 años, en «Kidnapped», al lado de Peter Finch. Su única experiencia previa ante las cámaras procedía de la televisión…

Fue David Lean quien lo lanzó al estrellato en 1963. El intérprete era casi un desconocido y recibió el papel principal en la superproducción “Lawrence de Arabia”…   Parece, sin embargo, que Marlon Brando y Albert Finney habían rechazado el personaje inmortal de T. E. Lawrence. No hace falta añadir que la apuesta salió bien y O’Toole empezó a conocer lo que serían casi dos décadas prodigiosas…   

Por todas ellas y alguna más sería nominado al Oscar y en cada ocasión saldría derrotado, hasta que recibió el premio honorífico en 2003, que quiso rechazar porque interpretó que era una forma de dejarlo «fuera de juego». Con «Venus», en 2007, comprobó que aún se acordaban de él, aunque no lo suficiente.

El sábado se apagó para siempre, aunque si el espectador recupera “Lawrence de Arabia” comprenderá por qué triunfó una cinta de la que Omar Sharif dijo:  «Era muy cara, sin chicas, sin nadie que se desnudase, sin acción real y con un montón de árabes vagando por el desierto durante cuatro horas con sus camellos». Estaba Peter O’Toole.

Lawrence de Arabia fue, en efecto, la película que en 1962 le colocó en el mapa, al principio mismo de su carrera cinematográfica, y el actor debió pasar los cincuenta años subsiguientes −hasta que anunció su retirada oficial en el año 2012- negociando la pesada herencia de haber quedado marcado para siempre por un personaje complejo, atormentado y neurótico, pero cuyos demonios interiores no le impidieron cambiar el curso de la Historia.


A la sombra de este Lawrence, la carrera de Peter O’Toole pareció condenarle a encarnar… personajes históricos. Así, en el primer tramo de su carrera fue rey en más de una ocasión, dándose la circunstancia de que repitió monarca con sólo cuatro años de diferencia mediada la década de los sesenta: fue Enrique II en «Becket», pero también en “El león en invierno; y los críticos remarcaron cómo su segundo enriquesegundo era muy diferente, menos amanerado que el anterior.

 La otra herencia de Lawrence fue la de mostrar su talento para calzar como un guante el amplio espectro de la psicología desviada. Uno todavía se estremece al recordar su inquietante oficial nazi en «La noche de los generales» (1967). Antes había recibido malas críticas por otro neurótico, el que encarnaba en «Lord Jim» (1964), papel del que el actor también renegaba pero el tiempo ha demostrado su genuina raigambre conradiana.

Más en general, O’Toole fue adquiriendo con el tiempo y su mantenido aunque no renovado (con megataquillazos) estrellato un peso específico que le hacía apto para personajes más grandes que la vida misma, como el colérico y rumiante (por su afición a los soliloquios) director de cine que hacía en uno de sus títulos más populares, “Profesión, el especialista” (1980). Y el tiempo también, el tiempo vivido, la edad marcada en la cara y los movimientos, es lo que le da un espesor especial a los papeles en los que hace de actor, de un actor temperamental, incluso alcohólico, como él mismo, en dos de sus mejores trabajos: la vieja y decadente star de antaño repescada para la televisión en “Mi año favorito” (1982), y el más viejo pero menos decadente actor que vive una relación vivificante con una jovencita en “Venus”, la película que en 2006 nada menos le valió la última de sus ocho infructuosas nominaciones para el Oscar.

Joan Fontaine en "Rebecca"

La actriz británico-estadounidense Joan Fontaine, ganadora de un Oscar por su papel en «Sospecha», falleció hoy, 16 de diciembre, a los 96 años de edad, Un icono del cine de los años 40, falleció en su casa de Carmel (California) por causas naturales. La actriz fue candidata tres veces al Óscar a mejor actriz y fue musa de Alfred Hitchcock.
    
Joan Fontaine, que nació en Tokio (Japón) en 1917, mantenía una relación de rivalidad con su hermana y también actriz Olivia de Havilland (“Lo que el viento se llevó”), a la que arrebató el Óscar de mejor actriz en 1942. Ambas nunca se llevaron bien, pelearon por papeles protagonistas en Hollywood y protagonizaron sonados desaíres. Olivia de Havilland, que tiene 97 años, vive en París.

Joan Fontaine comenzó a labrarse su fama de actriz en 1937 con un papel junto a Fred Astaire en “Señorita en Desgracia”, pero fue Hitchcock quien la lanzó al estrellato en su papelde la atormentada señora Winter en “Rebeca” junto a Laurence Olivier.

Desde entonces, los papeles de mujer con el corazón roto fueron su territorio y la llevaron a una nueva candidatura al Óscar por “La ninfa constante”.  Fue también protagonista en la adaptación de Orson Welles del clásico “Jane Eyre”,  de Charlotte Bronte.

La actriz, que tiene una estrella en el paseo de la fama de Hollywood, será también recordada por filmes como “Idilio en septiembre”, “Ivanhoe” o “Carta de una desconocida”. Su última interpretación fue en 1966 en “Las brujas”. Joan Fontaine era piloto de avionetas y una experta chef culinaria que se casó y se divorció en cuatro ocasiones.  La actriz estuvo nominada tres veces al Óscar a mejor actriz.

Eleonor Parker en "Caged"

La estadounidense Eleanor Parker,  tres veces candidata al Oscar como mejor actriz  por sus trabajos en “Caged” («Sin remisión») (1950), “Detective Story” («Brigada 21») (1951) e “Interrupted Melody” («Melodía interrumpida») (1955), ha fallecido hoy a los 91 años.

La intérprete, presente también en películas como “The Sound of Music” (Sonrisas y lágrimas, 1965) y “The Man with the Golden Arm” (“El hombre del brazo de oro, 1955), murió de complicaciones derivadas de una neumonía en un centro médico cercano a su residencia en Palm Springs (California).  

En “Sin remisión” encarnó a una joven ingenua de 19 años que se transforma en una convicta reincidente. Guardaba secretos de alcoba como esposa de Kirk Douglas en la cinta de William Wyler “Brigada 21”, y se puso en la piel de la cantante de ópera australiana Marjorie Lawrence en “Melodía interrumpida”, donde estuvo acompañada de Glenn Ford.

Durante su carrera de más de 50 años en Hollywood, la oriunda de Ohio destacó como esposa de Frank Sinatra -en el papel de un heroinómano- en “El hombre de la mano de oro”, aunque tal vez sea más recordada por su papel de la celosa baronesa Elsa Schraeder en el clásico musical “Sonrisas y lágrimas”, de Robert Wise.

Su compañero de reparto Christopher Plummer dijo en un comunicado que Eleanor Parker «es una de las mujeres más bellas» que ha conocido en su vida, «como persona y como belleza». «No puedo creer la noticia. Estaba convencido de que estaba hechizada y que viviría para siempre», sostuvo.
El guionista William Ludwig, ganador del Óscar por su trabajo en «Melodía interrumpida», escribió en su biografía que los espectadores iban al cine «no para ver a la señora Parker con distintos vestidos y sitios, sino para ver a la persona que había creado en la película».

Su habilidad para desaparecer en la gran pantalla llevó al autor Doug McClelland a escribir un libro sobre ella llamado “Eleanor Parker: Woman of a Thousand Faces” («La mujer de las mil caras»).

«No siempre me reconozco a mí misma cuando me veo en la fotos», admitía la actriz en el libro. «Son imágenes que me recuerdan a Ingrid Bergman, Pat Neal, Myrna Loy, Joan Fontaine y Eleanor Powell en ocasiones. Nunca me parezco a mí. Francamente, creo que esto es maravilloso. ¿A qué mujer no le gusta un poco de misterio acerca de sí misma?», añadía.

En su carrera cinematográfica también destacan filmes como “Fort Bravo” (1953), “Cuando ruge la marabunta” (1954), “Un rey para cuatro reinas” (1956) o “Millonario de ilusiones” (1959), entre otras.

Eleanor Parker se casó en cuatro ocasiones y tuvo cuatro hijos. El primer enlace fue con Fred Losee (1943-44), después con el productor Bert Friedlob (1946-53) y más tarde con el artista Paul Clemens (1954-65). El amor de su vida fue el ejecutivo Raymond Hirsch, con quien contrajo matrimonio en 1966. Hirsch falleció en 2001.

Editado de crónicas en abc.es


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