7 de julio de 2013

LOS SANFERMINES DE PAMPLONA


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LOS SANFERMINES 
DE PAMPLONA


Ayer, 6 de julio, en la víspera del día en que se celebra ahora la festividad de San Fermin, el alcalde de Pamplona (Navarra, norte de España), echó al aire el “chupinazo” (cohete) que inauguró oficialmente las fiestas de San Fermín del presente año. Miles de pamplonicos y turistas abarrotaban la plaza en un delirante desborde de alegría que durará hasta concluir la noche del catorce de julio. 

Los orígenes de las fiestas de San Fermín se remontan a la Edad Media y están relacionados con tres celebraciones: los actos religiosos en honor a San Fermín, intensificados a partir del siglo XII, las ferias comerciales y las corridas de toros, documentadas desde el siglo XIV. 

En los inicios, la fiesta conmemorativa de San Fermín se celebraba el 10 de octubre, pero en 1591 los pamploneses, cansados del mal tiempo, decidieron trasladar la fecha original a julio y hacerla coincidir con la feria. De este modo nacieron los Sanfermines. En su primera edición duraron dos días y contaron con pregón, músicos, torneo, teatro y corridas de toros. Posteriormente se fueron añadiendo otros actos como fuegos artificiales y danzas, y se prolongaron hasta el día 10.

Las crónicas de los siglos XVII y XVIII hablan de actos religiosos junto a músicos, danzantes, gigantes, torneos, saltimbanquis, encierros y toros, y de la preocupación del clero por los abusos en el beber y el libertinaje de mozos y mozas. También relatan la presencia de gentes de otras tierras que con sus espectáculos hacían "más divertida la ciudad". 

Así, durante el siglo XIX hubo curiosas atracciones de feria como la mujer cañón, animales exóticos o figuras de cera, mientras que la Comparsa de Gigantes estrenaba cabezudos, kilikis y zaldikos, (que siguen desfilando durante las tardes de los festejos). 

Con el siglo XX los Sanfermines alcanzaron su máxima popularidad. La novela "The sun also rises" ("Fiesta"), escrita por Ernest Hemingway  en 1926, animó a personas de todo el mundo a participar en las fiestas de Pamplona. Además, en este último siglo se incorporaron nuevos elementos como el Riau-Riau,  el Chupinazo, o el programa cultural.

Una de las actividades más famosas de los sanfermines son los encierros, en las mañanas de todos los días de la fiesta. Encierros, es decir llevar a los toros de lidia y encerrarlos  en la plaza  donde se celebrarán las corridas en las tardes.   


Encierros que se transforman en una real  “corrida” de quienes se atreven a acompañarlos corriendo delante de ellos por las calles de Pamplona hasta llegar a la plaza de toros distante poco menos de un kilómetro.

Los encierros de San Fermín también tienen un origen medieval: los pastores  navarros traían a los toros de lidia desde las dehesas de La Ribera de Navarra  hasta la plaza mayor, que servía de coso taurino al no existir una plaza de toros. 


La noche anterior a la corrida la pasaban acampados cerca de la ciudad, y al amanecer entraban a la carrera arropados por los toros mansos (cabestros)   y acompañados de gente que, a caballo o a pie, ayudaba con palos y gritos a encerrarlos en los corrales. Entonces el evento se llamaba “la entrada”.

El “Riau riau” formó parte de la tradición de estas fiestas desde 1914 hasta 1996 en que ya, definitivamente, fue suspendido, aunque ha resurgido pero sin molestar el tránsito de los ediles consistoriales como lo hacía en sus orígenes, de marcado matiz político ya que su  inicio   se atribuye a Ignacio Baleztena, un carlista que, coreando el Vals de Manuel Astráin, quiso interponerse en el avance de los miembros del Ayuntamiento hasta la Iglesia de San Lorenzo  para participar en la Misa de Vísperas. 

La idea prendió con los años y miles  de personas ocupan la plaza del Ayuntamiento y luego la calle Mayor, cantando y bailando el "Riau Riau", el vals de Miguel Astráin que con el nombre de "La Alegría por San Fermín" fue compuesto a mediados del siglo XIX.

EL SANTO


El culto a San Fermín en Pamplona es anterior a la celebración e los Sanfermines, y su imagen sigue siendo el eje principal sobre el que gira esta fiesta universal. La tradición cuenta que el presbítero Honesto llegó a la Pamplona romana en el siglo III enviado por San Saturnino para evangelizarla, y que el senador Firmo se convirtió al cristianismo junto con toda su familia. Su hijo Fermín fue bautizado por San Saturnino en el lugar que hoy se conoce como el "pocico de San Cernin" y ordenado sacerdote en Toulouse (Francia).  

Volvió a Pamplona como obispo y murió decapitado en Amiens, lugar donde bautizó a más de 3.000 personas.

Según la tradición, San Fermín fue el primer obispo de Pamplona, aunque su culto no consta documentalmente hasta el siglo XII, importado de Amiens, en cuyas letanías figuraba desde el siglo VIII. Actualmente es co-patrón de Navarra junto a San Francisco Javier y patrón de las cofradías de boteros, vinateros y panaderos.

 Publicado originalmente en Palmas Amigas el 7 de julio de 2011

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