2 de mayo de 2012

LA REBELIÓN POPULAR DEL 2 DE MAYO EN MADRID



 
La rebelión popular

del 2 de Mayo en Madrid



 En 1808  Napoleón decidió crear un Estado satélite conforme a sus designios. Así, las tropas francesas comenzaron a ocupar distintas localidades españolas, controlando las comunicaciones con Portugal, además de Madrid y la frontera francesa. Ante esta situación amenazante, en marzo de 1808, la familia real se vio obligada a retirarse del Palacio Real, lo cual derivó en el Motín de Aranjuez y la posterior coronación de Fernando VII.

Esta situación fue aprovechada ampliamente por Napoleón, quien obligó a ceder la corona española a José Bonaparte, su hermano, hecho que sería conocido luego como las Abdicaciones de Bayona.
Por otra parte, en Madrid se conformó una Junta de Gobierno en clara representación del rey Fernando VII.  No obstante ello, el poder efectivo fue a parar a manos de Murat, líder de las tropas francesas en España,  quien manipuló a su antojo a la Junta. Fue el mismo Murat el que pidió el 27 de abril la autorización para llevar hacia Bayona a los hijos de Carlos IV que aún permanecían en la ciudad, la reina de Etruria, María Luisa, y el infante Francisco de Paula.

A pesar de la negación inicial a dicha solicitud por parte de la Junta General que representaba a Fernando VII,    en una reunión realizada la noche anterior al 2 de mayo y ante las órdenes impartidas por Fernando VII, la Junta de Gobierno depuso su parecer y accedió al requerimiento francés, provocando la reacción del pueblo entero.

En las primeras horas del 2 de mayo de 1808, la muchedumbre madrileña empezó a aglutinarse frente al Palacio Real  ante el intento de los soldados franceses de llevarse consigo a los dos hijos de Carlos IV- Esta situación  provocó que la multitud se dispusiera a asaltar el palacio, por lo que el líder de las tropas francesas en España, el general Murat, ordenó a sus hombres abrir fuego contra el gentío.

Así, el pueblo entero se unió en lucha con los franceses en pos de evitar la salida del infante Francisco de Paula, convirtiéndose en un levantamiento popular verdaderamente espontáneo.

La reyerta callejera

Con la gestación del levantamiento popular de los madrileños,  comenzaron a constituirse partidas de barrio dirigidas por súbitos caudillos espontáneos y se alzaron en armas con el fin de  impedir el acceso a la ciudad de nuevas tropas francesas.

En este contexto, Murat puso en práctica una táctica voraz. En el momento en que la multitud se disponía a acantonarse en las puertas que cercaban a Madrid para frenar la llegada de las fuerzas francesas, la mayor parte de las tropas de Murat, alrededor de  30.000 hombres, logró penetrar e ir en camino  hacia el centro.

A pesar de ello, la gente continuó enfrentándose a los franceses, al punto que la lucha se recrudeció al extremo, muriendo en la refriega varios cientos de madrileños e invasores, convirtiéndose el 2 de mayo en una jornada sangrienta.

A pesar de que la resistencia al avance francés resultó mucho más efectiva de lo que había imaginado Murat, fue su maniobra de cerco lo que le posibilitó someter a Madrid bajo el mando militar y manipular a su antojo a la Junta de Gobierno. De este modo, los focos de resistencia popular fueron desvaneciéndose.

Cabe destacar que durante el desarrollo de la lucha, los militares españoles se mantuvieron de acuerdo a las órdenes impartidas por el capitán general Francisco Javier Negrete, acuartelados y sin reacción. Únicamente los artilleros del parque de Artillería del Palacio de Monteleón, hicieron caso omiso a dicho mandato y se plegaron  a la insurrección.  

Aspectos de la rebelión

No hay duda de que el 2 de mayo no fue una rebelión del Estado español contra los franceses, sino más bien la de las clases populares de Madrid contra el invasor, tolerado en gran medida por los integrantes de la Administración. Es cierto que el ingreso de las tropas francesas se hizo en el marco de la legalidad, amparándose en el Tratado de Fontainebleau, pero este pacto fue violado tras la ocupación de plazas que no se hallaban en dirección hacia Portugal, país que era el supuesto objetivo de Napoleón.

Contraofensiva francesa

No contento con la feroz represión ejercida durante el levantamiento, Murat  se dispuso a ejercer el control absoluto de la administración y del ejército español, castigar severamente a los considerados rebeldes como escarmiento para el resto de la población  y presentarse como el gobernante de España. Sin ir más lejos, en la tarde del 2 de mayo Murat aprobó un decreto a través del cual se creó una comisión militar, con la finalidad de condenar a muerte a todos aquellos madrileños que detentaran armas en su poder.

Por su parte, el Consejo de Castilla hizo pública una proclama, mediante la cual se declaró ilegal a toda reunión que se realizara en sitios públicos, además de exigir la entrega de todas las armas.

Como resultado, centenares de patriotas resultaron fusilados tanto en el Salón del Prado como en los campos de La Moncloa.

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